Miguel: un cuento muy moral

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Qué fácil, y complicado a la vez, resulta hablar de ciertas historias. En el abrumador reino de Maurice Sendak, la aparente simplicidad de sus relatos se convierte en la puerta hacia la complejidad de la experiencia humana. En particular, el álbum del que quiero hablarte, presenta un mundo donde la apatía de un niño se convierte en el catalizador perfecto para explorar los submundos de la negación, reflexión, la conciencia y el crecimiento personal. Sendak es un maestro en el arte de narrar, sabe dónd stá la clave para convertir la narración en un diálogo que va más allá de la superficie del propio libro; desde ahí nos lleva a las capas más profundas de la infancia, de su mundo interior.

Si te atreves a no quedarte en el primer vistazo, ni en la primera lectura ni en tu primer reflejo, te doy la bienvenida a esta historia publicada por Kalandraka, cuya traducción es mención aparte de la maravillosa Gloria Fuertes, te doy la bienvenida a: Miguel. Un cuento muy moral.

¡Cuánta fuerza tiene este librito tan pequeño! Si lo has leído seguro que estás de acuerdo conmigo y si está en tus «lecturas pendientes» vengo con el firme propósito de convencerte de su hilarante narrativa y su riqueza reflexiva. Sin duda, se trata de una lectura que desafía tus expectativas y da lugar a conversaciones que perduran mucho después de cerrar el libro. Sendak logra el arte de comunicar verdades a través de lo simple, de lo divertido, dejando a los lectores con ganas de mucho más. Ojalá no terminasen nunca los cuentos de Maurice Sendak.

Tal y como se indica en el propio libro, la historia cuenta con cinco capítulos y un prólogo, en ellos conocemos a Miguel, un niño que responde a todo con un rotundo: No me importa nada. Parece que la apatía se ha apoderado de Miguel y no le convence nada ni tiene ganas de nada, a pesar de los esfuerzos de sus padres, él vive con una despreocupación absoluta.

En medio de esta desidia, incomprensible para los adultos de esta historia, el pequeño protagonista se encontrará con con él, o mejor dicho, con ella. Me explico, digo que se encontrará con él porque Miguel se encontrará con un león y no un león cualquiera, uno que amenaza con devorarlo por completo. A pesar de lo cual, Miguel persiste en su actitud de indiferencia. Por supuesto, puedo desvelar nada sobre el final de esta historia, que por más conocida que sea, debido a la grandeza de su autor, no deja de ser una novedad para quienes estén comenzando a leer, a escuchar la lectura, a sentir la lectura.

Y tú te estarás preguntando que por qué he dicho que se encontrará «con ella». No sé si compartirás esta opinión conmigo pero creo que este león tan estupendo es, en realidad, la conciencia vestida de aquello que Miguel imagina sin darse cuenta.

Un león llamado conciencia


Es una manera de verlo, desde luego, así que te la cuento por si puede ser tu punto de partida. La conciencia de Miguel toma forma de león porque es así como la piensa. Otras obras de arte, y de la literatura más concretamente, también han jugado con esta representación ya sea de forma explícita o más silenciosa en otros casos. Por ejemplo, en Las aventuras de Pinocho que escribió Carlo Collodi la conciencia toma forma de grillo pequeño. Su autor.. En la encantadora e inquietante historia de Blancanieves, recogida por Jacob y Wilhelm Grimm, el espejo mágico es un personaje que refleja la verdad y responde a preguntas con honestidad. Aunque no es exactamente una conciencia, su papel en la trama simboliza la búsqueda de la verdad y la autorreflexión. Tampoco es algo extraño encontrar a la conciencia en los escritos del escritor griego Esopo, los personajes de la cigarra y la hormiga de su célebre fábula no hacen sino representar ambas caras de una misma moneda: nuestro propio pensamiento, en forma de cigarra, diciéndonos que lo que cuenta es el hoy y por otro lado, en forma de hormiga, que recuerda las bondades de prevenir lo que puede venir o seguro va a venir.

En las fábulas, la moral y la conciencia aparecen para guiarnos, y desde el primer momento este cuento nos deja claro que es MUY moral. ¡Sumamente moral! No podemos decir que no se nos avisó.

La conciencia hace que tengamos la habilidad de conocer y entender nuestras actuaciones, así como las ajenas. Actuar de determinada manera y comprenderlo, afirmarnos o rectificar, es complicado y no siempre se nos da bien a nadie, sobre todo cuando nos damos cuenta que debemos rectificar.

Por esta razón creo que la conciencia se parece mucho más a un león que a un grillo; para mí, Sendak da en el clavo de nuevo. El león posee todo lo que amalgama nuestra conciencia:

  • Fuerza: se requiere fortaleza para enfrentar la verdad sobre uno mismo. Escuchar la propia conciencia y ser honesto acerca de nuestras acciones, incluso cuando son difíciles de aceptar, puede ser un acto de fuerza interior.
  • Coraje: sin valentía no hay conciencia, es esencial para seguir su estela y llegar a escuchar todo lo que nos tiene que decir. La valentía también tiene que existir al resistir las influencias externas, como las de los padres en esta historia, que podrían llevarnos por caminos que contradicen nuestra conciencia. Ni mejores ni peores, solo contradictorios con lo que pensamos.
  • Sabiduría: necesitamos sabiduría para alimentar nuestra capacidad para reflexionar y aprender de nuestras experiencias. Escuchar y seguir la conciencia implica comprender el significado más profundo de nuestras acciones y decisiones, de discernir entre lo correcto y lo incorrecto. Está claro que estos dos conceptos no se diferencian de igual manera en la edad adulta que en la infantil.
  • Instinto: si hay algo que un animal posee es instinto. El león sugiere ser un líder capaz de orientarse sin necesidad de brújulas. El instinto marca el camino a seguir, y esto junto con la sabiduría que se tiene y se adquiere en la infancia, convierte a nuestra conciencia en una voz viva que sabe por donde debe ir y qué hacer en cada momento.

En definitiva, Miguel se encuentra con un león que le va advirtiendo: si no te importa nada, si sigues con esa actitud, al final te devoraré. Y solo cuando la conciencia nos devora, somos capaces de entender lo que debemos hacer.

Puedes ver este pequeño álbum bajo el prisma que te propongo o puedes pensar que estoy en un absoluto error, en todo caso, nada nos impide a ti y a mí disfrutar de su lectura al máximo y casi casi por igual (digo «casi» porque no hay dos lectores iguales). Se trata de una historia divertida, simple desde su idea hasta su gama cromática, con versos que sacan más de una y dos sonrisas en los que Sendak puso mimbres y Gloria Fuertes tradujo de forma magistral. La lectura se hace fácil, perfecta para una narración oral cambiando de voces según los personajes o las expresiones que utilizan.

¿Cómo habla el Miguel al que no le importa nada? ¿Qué voz tiene el león? No debe ser muy fiero porque ¿qué león fiero avisa a su presa de que va a engullida entre sus fauces? ¿Imaginas cómo hablan los padres?

Si con todo esto que cuento te pica la curiosidad, no lo dudes, no la dejes escapar: ve corriendo a tu biblioteca más cercana y búscalo, o si lo prefieres, acude a tu librería de barrio, esa que tienes al lado de casa y que te trae los títulos que pidas si no los tiene allí mismo. Sea como sea, tienes que disfrutar de esta historia y contarme qué te ha parecido.

Gracias por haberme acompañado hasta aquí.

Nos vemos en la página siguiente

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