Ese robot soy yo

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Querido lector.

Se habla mucho sobre la inteligencia de las máquinas pero poco sobre la inteligencia infantil; vale, a veces no es muy práctica pero es la única que no tiene límites. Existen en nuestro ADN alrededor de 3 mil millones de conexiones específicas entre los pares de bases, además de tener en cuenta que la información genética también depende de cómo se organicen y expresen los genes. Sabiendo esto: ¿qué probabilidad hay de que un niño enseñe a su robot el 100% de su personalidad para que pueda suplantarlo en las tareas? Por lo visto, según el protagonista del álbum que tenemos entre manos hoy, todas.

Vamos a hablar de las brillantes ideas, de personalidades, de inteligencias, de autoconocimiento y si todo esto te parece interesante espera a leer el álbum completo. Te doy la bienvenida a: Ese robot soy yo, de Shinsuke Yoshitake, publicado por Libros del Zorro Rojo. Si nos adentramos en la singular obra de Shinsuke Yoshitake, descubriremos un autor con gran maestría para combinar ingenio, humor y ternura en sus obras.

Shinsuke Yoshitake es un autor e ilustrador japonés conocido por su enfoque único y encantador en la literatura infantil. Su estilo de escritura se distingue por su simplicidad y su habilidad para abordar temas profundos de manera accesible para cualquier persona. Sus libros a menudo exploran la imaginación desenfrenada y la creatividad de los niños, fomentando la autoexpresión y la aceptación de la individualidad. Yoshitake utiliza un lenguaje sencillo pero efectivo que se complementa perfectamente con sus ilustraciones llamativas en los colores y expresivas en la gestualidad.

Uno de los temas recurrentes en sus obras es la exploración de la identidad y la autoaceptación a través de situaciones sorprendentes y personajes entrañables, ocurre de igual forma que con creadores como Oliver Jeffers o Jon Klassen, quienes también combinan la simplicidad narrativa con ilustraciones impactantes. Tienen la capacidad de utilizar la literatura infantil como un medio para explorar no solo la imaginación y la creatividad, sino también temas más profundos relacionados con la condición humana y la formación de la identidad.

LAS BRILLANTES IDEAS

La chispa de las “brillantes ideas” tiene su cima durante la infancia, no sé si me explico, los niños están en este estado permanente tipo «¡Ey, ¿por qué no?!». No hay límites, ni reglas estrictas. Desde luego, no les preocupa si su idea suena ridícula o imposible, están demasiado ocupados intentando su última hazaña o maquinando su plan sobre “Cualquier cosa que ponga todo patas arriba”. La realidad simplemente queda en segundo plano. Es en este momento cuando cualquier idea es buena idea, sobre todo, cualquier forma de llevarla a cabo también.

Pues una brillante idea es lo que se le ocurre a Kenta, el protagonista de este álbum. ¿Para qué te comprarías un robot? No sé para qué lo usaría yo pero a él se le ocurre que podría hacer todas sus aburriiiidas tareas y obligaciones en su lugar sin que nadie se diera cuenta. Para lograr que el plan salga a la perfección tendrá que decirle al robot cómo es él, cómo se llama, cuánto mide, qué le gusta, qué no soporta, qué pensamientos le rondan la cabeza… en una palabra: todo; ese robot tiene que ser “su otro yo”, un fiel reflejo de sí mismo, solo así podrá sustituirlo para hacer cualquier cosa que no quiera. Brillante, ¿verdad?

MI OTRO YO

El álbum despliega hojas enteras llenas de datos sobre la vida del pequeño protagonista humano, así, el robot escucha atentamente y apunta toda clase de datos, hasta el más mínimo detalle es crucial. Parece que la máquina va procesando la información pero no solo sus datos importan, para cumplir su función el robot tendrá que asimilar cómo se muestra Kenta ante los demás, qué piensan los demás humanos de él. No puedo desvelarte cómo termina este plan sin fisuras, solo puedo decirte que te hará reír y te dejará una sorprendente sensación de querer volver a empezar.

¿Qué datos darías de tu propia personalidad si un robot tuviera que hacerse pasar por ti? Me da la sensación de que por muchos detalles que demos, por muy avanzadas que sean las máquinas o por muy realistas que parezcan, la improvisación, el alma y el pensamiento humano no se pueden replicar, para lo bueno y lo malo. ¿Crees que puede replicarse la inteligencia infantil? Mi opinión es que en absoluto, y lo creo porque en la infancia se da una mezcla de “no reglas”, inocencia, desconocimiento y falta de experiencia que son un verdadero quebradero de cabeza para los algoritmos.

La inteligencia infantil tiene algunas características distintivas que la hacen única, tres de ellas son:

  1. Curiosidad innata: les sale de forma natural, están constantemente explorando, haciendo preguntas y tratando de entender cómo funcionan las cosas. Cuidado, no digo que todo les interese, a un niño le interesa lo que le interesa y puede cambiar sus intereses de un minuto a otro sin que sienta la necesidad de justificarse. 
  2. Aprendizaje en tiempo récord: cualquier niña o niño, cual-quie-ra, tiene la capacidad de absorber información de manera sorprendentemente rápida y eficiente, especialmente en los primeros años de vida. Su cerebro está siempre preparado y receptivo para el aprendizaje, lo que supone que aprendan muy rápido. Y vuelvo a matizar, cuando digo que aprenden rápido no digo que aprendan todos a la vez. Cada persona es un mundo diferente y tiene sus tiempos, ni bien ni mal. el problema es cómo estructuramos los adultos su tiempo de aprendizaje… eso ya es otro debate.
  3. Falta de experiencia: la falta de experiencia puede ser una ventaja en ciertos contextos. Los niños no tienen prejuicios arraigados o restricciones basadas en lo que han experimentado previamente, esto les permite pensar en soluciones originales y sin las restricciones del «esto es cómo siempre se ha hecho».

¿De veras crees que un robot podría asimilar todo eso?

Sea como sea, Ese robot soy yo, te invita a hacer como Kenta y dedicar tiempo a conocerte, reconocerte y aceptarte. ¡Tranquilidad, es solo una invitación! De cualquier manera esta historia siempre te hará pasar un rato divertidísimo en el que leer, jugar, crear, inventar y reír. Yo, a estas alturas, no le pediría nada más pero si aceptas esa invitación, Kenta y su robot verde se convertirán en un pistoletazo en la línea de salida.

INTELIGENCIAS

Esta carta en forma de reseña me sirve, finalmente, de excusa no solo para recomendarte este álbum ilustrado sino para hablarte de las inteligencias naturales, ya que parece que estamos inmersos en el tiempo de una creciente inteligencia artificial. 

Me gustaría reivindicar la inteligencia humana, la inteligencia animal, la de las plantas y todo ser que mantiene con vida este planeta con inteligencia universal. Me gustaría reivindicar el error, los ensayos, la falta de precisión, el volverlo a intentar, la originalidad frente a la productividad. Me gustaría reivindicar las inteligencia en la infancia como espejo en el que mirarse, una inteligencia con personalidad única de la que aprender todos para no justificarnos constantemente en nuestras decisiones, para saber seleccionar lo que nos interesa y sepamos apasionarnos con ello, para dedicarle más tiempo al aprendizaje y, sobre todo, para darle mucho más espacio a la naturalidad y dejar a un lado prejuicios bobos pensando que tenemos mucho vivido y que lo sabemos todo.

Este robot soy yo habla de todo esto, y más, sin que le haga falta decirlo, ¿es o no es perfecto?

La espontaneidad en niñas y niños es una trampa para el algoritmo. ¿la usamos?

Puedes encontrar Este robot soy yo, de Shinsuke Yoshitake (ed. Libros del Zorro Rojo) en bibliotecas públicas o en tu librería favorita. Estoy convencida de que hará las delicias de toda la familia, ya me contarás si te animas a leerlo.

Nos vemos en la página siguiente.

Comment (1)

  1. Si un día fortuito – YoCuento

    enero 7, 2024 at 9:27 pm

    […] último, sigo recomendándote la lectura de Ese robot soy yo. Una muestra del valor inimitable de la personalidad de cada ser vivo, un libro del que ya hablé […]

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