Airada por las esquinas
desolada, Cervantina,
agitaba en su mano la pluma.
Así no se puede escribir.
Cuentos del bombín
Aviso de autoría: Querida lectora o lector; a continuación le sirvo en bandeja unos versos disparatados para que usted lea. Riman, todos riman, pero si no lo hacen es porque los han cambiado los animales. TEJER NO ES CUESTIÓN DE PRISA Gata con jersey Mi[…]
El día en que los claveles se suicidaron corría el año nosécuántos en la ciudad de nointeresa. Aligeré el paso porque llegaba tarde; que lloviera y no tuviera paraguas era algo soportable. Al pasar por debajo del balcón lo vi. Me paré y levanté la mirada hacia las[…]
La vida de un mago no es como en los cuentos. Era la quinta vez que abría el mapa para comprobar cuánto se había perdido, porque de eso estaba seguro, en algún momento del camino se había desviado de la ruta.
Yo quiero tener un sombreroque me cuente las historias que lleva dentro. Yo quiero tener un sombrero,en el ancho de su ala tumbarme y volar lejos. Yo quiero tener un sombreropara que despunte en la noche por los senderos. Yo quiero tener un sombreroy ser[…]
Cada tarde, durante el camino del sol hacia su puesta definitiva, Gus se prepara para salir de casa. Duerme cuando los demás agitan sus frenéticas vidas y trabaja cuando las voluntades se adormecen. Es hombre de campo, sencillo, rutinario y con dosis elevadas de optimismo. Vive en la ciudad aunque ésta le trae sin cuidado.
El pasillo no tiene ni un metro de ancho, si hago presión con las manos en ambas paredes podría subir unos cuantos metros hacia el supuesto techo, pero nunca lo he intentado.
Delante de mí está la puerta. De madera, sin barniz, con una moldura en el centro que describe un rectángulo en el centro.
Limpiar la cristalería de casa cada Navidad es tan sagrado como puede serlo beber buena cerveza en Munich. La abuela lo hacía dos veces al año, una en mayo por razones de festividad del pueblo y otra en diciembre. Yo lo hago una vez.
Perica,que así se llama porque pica,salió al campoy de flor en flor el néctar fue recolectando. No podía relajarsepues el cielo oscuro estaba aquella tarde.Sonaba a tormentay Perica, con taquicardia tremenda,voló hacia la pradera. «¡Que los truenos me dan miedo!¡Que los truenos mucho suenan!¡Que los[…]
El sol levantó el telón de la nochey, todavía cansado,despertó el granjero.Enseguida supo del errorpues al lado de la ventanano estaba el gato, sino el cerdo. Se vistió con mucho frío,los pantalones medio rotosy la camisa de faena.Cuando llegó al establoya no había vacas¡eran todo[…]