Para conocer el valor de la poesía solo hace falta leer un poema. Con un solo poema es suficiente para responderse infinidad de preguntas, hacerse otras tantas nuevas, sentir que siempre hay palabras para tus pensamientos por muy intrincados que sean. Si con solo un poema se puede conseguir todo eso, imagina lo que podríamos atesorar leyendo cada día más y más.
Por suerte contamos con poetas que nos acompañan en este viaje, el mismo que emprenden o emprendieron ellos cada día. Hoy me gustaría hablar de la fantasía, del «y si…» de Alfonsina Storni, destacada poeta argentina, que nos regaló este poema abierto a la imaginación y a la risa, lleno de belleza y diversión. Nos invita a sumergirnos en la mente inquisitiva de la autora y a reflexionar sobre la manera en que las opiniones de los demás pueden afectar nuestros pensamientos y acciones.
¿Qué diría la gente, recortada y vacía,
si en un día fortuito, por ultrafantasía,
me tiñera el cabello de plateado y violeta,
usara peplo griego, cambiara la peineta
por cintillo de flores: miosotis o jazmines,
cantara por las calles al compás de violines,
o dijera mis versos recorriendo las plazas,
libertado mi gusto de vulgares mordazas?¿Irían a mirarme cubriendo las aceras?
¿Me quemarían como quemaron hechiceras?
¿Campanas tocarían para llamar a misa?En verdad que pensarlo me da un poco de risa.
Desde el inicio, Storni nos lleva a un mundo de fantasía, ¡de ultrafantasía!, donde la protagonista se pregunta qué pasaría si decidiera teñir su cabello de plateado y violeta, cambiar su peineta por un cintillo de flores, y pasear por las calles cantando al ritmo de violines. Suena divertido pero plantea mucha impotencia también. La poeta desafía las expectativas sociales y nos hace imaginar una posibilidad en la que ser libre y haciéndolo es como nos demuestra la falta de esa misma libertad. Desde luego ella sufrió esa gran ausencia de libertad y la denunció en consonante, asonante y verso libre.
Alfonsina Storni utiliza esta trama juguetona para hacer una pregunta profunda: ¿qué diría la gente? Aquí es donde la poesía se convierte en un altavoz poderoso para interpelar a los lectores más pequeños sobre temas que desafían la sociedad en la que viven. Una sociedad que nos dice cómo vestir, qué es la moda y qué no, a quién escuchar y los temas que deben interesar, una sociedad donde no llamar la atención más de lo debido pero que tampoco permite que puedas diluirte y te exige a cada segundo algo más. Siempre algo más.
La poeta invita a pensar sobre cómo la opinión de los demás puede influir en nuestras decisiones y acciones. ¿Nos dejamos llevar por el qué dirán o nos atrevemos a ser nosotros mismos, a expresar nuestra singularidad?
No creo en la poesía infantil, es decir, en esa poesía que solo se escribe con el fin de ser leída por personas de una edad determinada. No tengo la menor duda de que el poema del que hoy te hablo es perfecto para que sea leído por cualquier persona, cualquiera, tenga la edad que tenga. Digo más, es bueno que niñas y niños puedan tener fácil acceso a todo tipo de poesía. Al final todo poema se convierte en un espejo que refleja nuestras propias experiencias, ¿de verdad esto es tan inaccesible para un niño?
En sus palabras, Storni juega con la posibilidad (y esa posibilidad la divierte a ella misma) de que la gente la mire de manera extraña o incluso pueda criticarla por ser diferente. En ese juego quiere hacer cómplice al lector, ella nos hace reflexionar sobre cómo enfrentamos las críticas y cómo estas pueden limitar nuestra libertad y autenticidad. Lo bonito de este «¿Qué diría?» es que mezcla un estilo desenfadado con la toma de autoconciencia como medio de expresión artística. Los versos nos animan a liberarnos de «las vulgares mordazas» que nos ponemos nosotros mismos y, seguramente, otras personas nos pongan sin poder evitarlo en apariencia.
Aunque es solo apariencia, lo cierto es que no podemos evitar que nos miren de determinada manera, que la opinión de una supuesta mayoría sea tomada como verdad absoluta, pero sí podemos leer, decidir que queremos leer y además
- Buscar la expresión artística que nace de nuestro interior: es vital dar confianza a los niños y niñas a aceptarse y expresarse tal como son, promoviendo la idea de que la verdadera belleza y valía vienen de la autenticidad.
- No esconder que, efectivamente, la presión social existe: lo importante es abrir diálogos abiertos sobre dicha presión social, así les ayudamos a comprenderse mejor a sí mismos y a los demás. Ser diferente es solo un punto de vista y hay tantos puntos de vista como personas en el mundo.
Hay libros y cuentos que me recuerdan al poema de Alfonsina:
Seguro que tú también la conoces, la historia de Elmer es una arista de las muchas que puedes encontrar en el poema de Alfonsina. Seguro que conoces al maravilloso elefante de colores que se pinta de gris para ser como los demás, para que nadie más le mire raro, en definitiva, para sentirse normal. Sin embargo, tanto Elmer como Alfonsina tienen mucho que decir sobre esto. Justo al revés le sucede a Grisela, que siente que no es lo suficientemente llamativa y quiere ser de colores.
A veces no es nuestro físico lo que nos impide mostrarnos tal y como somos, a veces es carecer de alguna habilidad o conocimiento que supuestamente todos los demás tienen (nada más lejos de la realidad). Lo que me recuerda a un cuento chulísimo de Peter H. Reynolds titulado Casi.
Por último, sigo recomendándote la lectura de Ese robot soy yo. Una muestra del valor inimitable de la personalidad de cada ser vivo, un libro del que ya hablé hace un tiempo pero que nunca me cansaré de traerte a la memoria por si acaso no has leído la reseña o no conoces el libro.
El humor presente en el poema no solo nos divierte, sino que también nos ayuda a abordar de manera más ligera temas serios como la presión social y la crítica. Storni, con su risueña valentía, nos enseña que la risa puede ser una buena aliada en la exploración de nuestras propias verdades y la superación de las expectativas externas.
La poesía no solo es una forma de arte, sino también el reflejo que nos ayuda a vernos más allá de las palabras y a descubrir la riqueza de nuestra propia ultrafantasía.
Nos vemos en la página siguiente.