En Aedo, la vida gira en torno a las palabras, al canto de su voz; por eso, cada diciembre celebran Ciclo de los Ecos, una tradición ancestral en la que que se crean nuevas palabras, que son asignadas a cada uno de sus habitantes. La pequeña Kelaa recibió una palabra con la que no estaba muy contenta, pero algo cambió en ella durante el año…
Posts Tagged: cuentos
La voluntad mueve montañas y cuando una persona se reta a sí misma desde la seguridad, sabiéndose acompañada pero también independiente, estamos ante una combinación todopoderosa. Es la alquimia de la vida, esta lectura es pura solidaridad y a la vez pura autosuficiencia. Cuando se unen ambos caminos en un mismo álbum ilustrado, el resultado no puede ser más bonito e interesante.
Qué maravilla contar con una autora así entre las filas de la LIJ. Jill Barklem, escritora e ilustradora británica, dejó una huella imborrable en la literatura infantil con su delicada serie Brambly Hedge (traducida como El Seto de las Zarzas). Se trata de una serie de aventuras estacionales: Otoño, Invierno, Primavera y Verano. ¿Cómo no? Hoy leeremos el cuento dedicado al otoño, ¿Te apetece leerlo? Voy a poner un té y seguimos porque esta lectura se lee mejor así.
En un mundo donde la información corre como si fuese un torrente inagotable, saber nadar y sumergirse en las noticias diarias se ha convertido en parte esencial de nuestra rutina. Sin embargo, la verdadera pregunta que deberíamos hacernos es: ¿cuánto de esta información es realmente necesaria y fiable?vSi sigues leyendo vas a encontrar una historia preciosa y, a la vez, un cruce de caminos en el que es crucial que sepamos distinguir lo veraz de lo ficticio, lo sólido y lo efímero.
La vida de un mago no es como en los cuentos. Era la quinta vez que abría el mapa para comprobar cuánto se había perdido, porque de eso estaba seguro, en algún momento del camino se había desviado de la ruta.
Cada tarde, durante el camino del sol hacia su puesta definitiva, Gus se prepara para salir de casa. Duerme cuando los demás agitan sus frenéticas vidas y trabaja cuando las voluntades se adormecen. Es hombre de campo, sencillo, rutinario y con dosis elevadas de optimismo. Vive en la ciudad aunque ésta le trae sin cuidado.
El pasillo no tiene ni un metro de ancho, si hago presión con las manos en ambas paredes podría subir unos cuantos metros hacia el supuesto techo, pero nunca lo he intentado.
Delante de mí está la puerta. De madera, sin barniz, con una moldura en el centro que describe un rectángulo en el centro.
Limpiar la cristalería de casa cada Navidad es tan sagrado como puede serlo beber buena cerveza en Munich. La abuela lo hacía dos veces al año, una en mayo por razones de festividad del pueblo y otra en diciembre. Yo lo hago una vez.
Al lado del pino sin piñas del lago dorado del bosque del mundo que no conocemos, se encontraban dos ciervos luchando por razones desconocidas. Ambos ciervos, compañeros de paseos y largas tertulias, peleaban con brutalidad chocando sus fuertes cornamentas. De todos los rincones del bosque llegaron animales, alertados por los ruidos.
Nadie sabe cuándo empezó el desastre: los vecinos culparon al alcalde, el alcalde culpó a los granjeros, los granjeros a los animales y los animales, hartos ya, apenas querían quedarse a pasar aquí el invierno.