Absurdus omniversalis: cuentos para descifrar el mundo

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Querida lectora / Querido lector:

Hoy, te escribo para abordar un tema sobre el que han hablado y hablado filósofos, artistas, escritores y hasta tertulianos durante generaciones: el absurdo, la noción del «sin sentido» que a menudo se cuela en las páginas de los cuentos infantiles. Seguro que no te sorprende saber que, a pesar de su aparente simplicidad, los cuentos para niños son un terreno fértil para el uso de recursos literarios, filosóficos, artísticos…

Los cuentos infantiles pueden ser vistos como meros vehículos para enseñar a leer, transmitir valores o dar lecciones morales. Sin embargo, subestimar la capacidad intelectual de los niños es un error que debemos evitar. Los pequeños lectores son mucho más astutos, tienen una habilidad innata para detectar la autenticidad y la complejidad en las historias que se les presentan. El absurdo en sus lecturas, lejos de ser una distracción, puede ser un recurso valioso para estimular sus mentes y desafiar sus percepciones del mundo.

El absurdo es una idea que ha fascinado a pensadores desde Albert Camus hasta Jean-Paul Sartre. Son autores que abordan esta idea de falta de significado o de lógica. Y como buenos pensadores, muchos autores de Literatura Infantil y Juvenil han explorado este concepto dentro de las páginas de sus obras: cuentos, álbumes, cómics, novelas… A primera vista, podríamos pensar que estos relatos están diseñados para hacer reír o para provocar una chispa divertida que les llame la atención. Sin embargo, a pesar de que la risa es liberadora y de que esa chispa sea necesaria, si profundizas en sus historias descubrirás que el absurdo desempeña un papel fundamental en la forma en que los niños comprenden el mundo que piensan y el mundo que les rodea.

Aquí quiero hacerte una aclaración: cuando hablo de «el absurdo» no me refiero a la fantasía. No me refiero a las historias que suceden en mundos mágicos o animales que cobran vida, etc. Te hablo de una escritura que desafía la lógica, que es impredecible narrativamente, cuyos personajes pueden no tener coherencia aunque se muevan en escenarios reales. Lo que quiero decir es que el absurdo puede o no dejar a un lado la fantasía, pero lo que busca es provocar una reacción y emoción profundas, diferentes a la diversión (que no hace falta excluirla).

Por ejemplo, el personaje del Sombrerero Loco de Lewis Carroll en Alicia en el País de las Maravillas es un claro ejemplo de cómo el «sin sentido» se manifiesta en la literatura infantil. A través de este personaje extravagante y situaciones aparentemente absurdas, Carroll desafía la lógica del lector llevándole a cuestionar el mundo a su alrededor. Pero este es solo el principio de una larga lista. Los poemas de Edward Lear* y las historias de Roald Dahl son un una fuente inabarcable de ese mundo donde todas las reglas se rompen.

No solo en la literatura se aborda este concepto, cualquier disciplina cuenta con artistas que dedicaron/dedican su trabajo a interpretar el mundo a través del nonsense. Cada uno de ellos interpreta de forma distinta aunque todos crean sus obras basándose en un camino (más o menos) común. Todos buscan desafiar los convencionalismos, las normas de la vida cotidiana, romper la realidad a través de aquello en lo que más confiamos, nuestros sentidos. Más aún, el artista explora el subconsciente, el mundo de los sueños y buen ejemplo de ello (literatura aparte) son obras como La persistencia de la memoria (1931), Cisnes reflejando elefantes (1937) o Los elefantes (1948) de Salvador Dalí.

El absurdo, en el arte, celebra la imaginación y la creatividad sin restricciones. Ahí radica su belleza.

Todo esto está muy bien pero tú lo que quieres es leer y, además, leer con los más pequeños o con jóvenes. Por eso, ¿conoces obras de literatura infantil y juvenil que tengan estas características? Seguro que con todo lo que hemos hablado te salen varios títulos inconfundibles; yo voy a empezar por recomendarte tres lecturas que van a entusiasmarte:

  • La cocina de noche, de Maurice Sendak /ed. Kalandraka/ ¡¡maestro Sendak!! En esta historia, un niño se sumerge en el mundo nocturno de la cocina de tres panaderos. El punto de partida de esta historia, escrita en 1970, es la frase que leyó su autor en la vitrina de una pastelería: “Nosotros horneamos para ti mientras tú duermes”. Los objetos, los ruidos… todo cobra vida; con diálogos desconcertantes y transformaciones imposibles, como solo Sendak es capaz de desplegar en sus textos e imágenes. Una constante en todo su imaginario es la invitación al lector a ir más allá, a la valentía, a la interpretación, a quedarte con más preguntas que respuestas. Es una lectura imprescindible para cualquier persona.

  • La caza del Tiburiente, de Lewis Carroll /ed. Kalandraka/, publicado en 1876, se trata de un poema del libro A través del espejo y lo que Alicia encontró allí en el que se narra un viaje que desafía tu razón. En este texto las palabras son un juego tras otro. Carroll usa estructuras poéticas caprichosas para desafiar la lógica y la expectativa, descubriendo a los jóvenes lectores un modo de pensar que sea más creativo que razonado. El poema deja espacio para interpretaciones infinitas y la edición de Kalandraka es una de esas ediciones «redondas» que te dejan sin palabras: maquetación, traducción (nada nada fácil en un texto como este), ilustraciones de Óscar Villán… love todo.

  • Nublado con probabilidades de albóndigas, de Judi Barrett /ed. Corimbo/, es un libro ¿infantil? escrito por Judi Barrett e ilustrado por Ron Barrett. Es una historia cómica y aparentemente absurda situada en un pequeño pueblo donde el clima es, cuando menos, curioso. Aquí todo es posible, los personajes son entrañables pero con ese punto de locura absurda que los hace únicos. Esta lectura es altamente recomendable (permíteme añadir que «de rabiosa actualidad»), con la que no solo despiertas a las buenas historias sino a la responsabilidad de saber que nuestras elecciones pueden tener consecuencias inesperadas en la vida real.

Te pongo estos 3 pero te animo a buscar más de estos «Absurdus omniversalis»** porque hay muchos y muy buenos. Busca entre las estanterías, no te quedes solo con la novedad y bucea entre los clásicos, entre los libros que están en la biblioteca o librería casi «sin tocar». Esos suelen ser los buenos (no quiero generalizar, solo te hablo desde mi experiencia como librera).

Si te atreves a explorar el sin sentido, encontrarás muchas formas de resolver las dudas que tanto te inquietan en cuanto a orientación lectora con tus hijos, alumnas, sobrinas, con quienes acuden a tu club de lectura o contigo mismo/a.

Espero que sí, nos vemos en la página siguiente.

NOTAS: *Sobre Edward Lear quizá tendremos que hablar en otro momento. **»absurdus omniversalis» es un término que medio-invento para titular esta carta/artículo/post, toda coincidencia con el uso exacto de este término en latín es pura coincidencia.

Imagen de cabecera: detalle de una ilustración de la obra Alice’s Adventures in Wonderland, de John Tenniel, 1890.

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Comment (1)

  1. De infancias, letargos y literatura: Día del Libro Infantil 2024 – YoCuento

    abril 1, 2024 at 11:11 pm

    […] la reflexión hasta la diversión pura, desde cuestionar el mundo o descubrir la belleza hasta bucear en el enredo del absurdo, desde comprender la complejidad de la experiencia humana hasta la incomprensión de algo […]

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