Voy a dejar clara mi opinión desde la primera línea de este artículo. Sobre el “fomento de la lectura” lo único que puedo decir es que no debemos fomentar, debemos leer para que otros lo vean y decidan hacer lo mismo.
¿Por qué y para qué decidirían hacer lo mismo que nosotros? Ni idea, es un misterio.
Lo dejo claro ya porque así nos ahorramos las falsas esperanzas del esfuerzo que gasta un adulto en animación a la lectura si luego no lee. Da igual cuantos buzones lectores construyas, no importa cuantas recetas, trucos mágicos, iniciativas o planes de lectura pueda ofrecer aquí; si no lees, no gastes tu tiempo. Puede que los niños y niñas acaben leyendo porque así lo ven en otras personas o porque su experiencia les haya llevado hacia el camino de la lectura mediante otros derroteros. Que nosotros no seamos lectores no conlleva que nuestros hijos/alumnos/sobrinas… estén imposibilitados para serlo ellos mismos. Tampoco el hecho de ser un lector empedernido nos asegura el supuesto triunfo, porque tal triunfo no existe. Así pues, no animes a leer: lee. El tiempo y otras acciones puntuales te podrán ayudar a ver las cosas con claridad, pero es una cuestión de libertad y confianza.
Libertad para dejar que las personas sean autónomas en su propia lectura, aunque les acompañemos en el camino (como lectores, que eso sí es importante).
Confianza para entender que los esfuerzos que hagas ahora, en su etapa infantil, adolescente o juvenil, puede dar los frutos que tú esperas o puede que no.
No tengas una idea preconcebida sobre el fomento de la lectura, porque la lectura es muy suya (y traicionera a veces) para estas cosas.
[/vc_column_text][vc_custom_heading text=»Ser lectora antes que librera (o lo que sea)» font_container=»tag:h3|text_align:left|color:%23dd8449″ use_theme_fonts=»yes»][vc_column_text]Todo lo que una persona necesita para convencer a otra sobre la bondad cualquier acción o tema, es que ella misma lo haga o lo siga. Todo lo que una persona necesita para convencer a otra de la oportunidad que supone la lectura es que ella misma lea.
¡Vale, vale! Quizás no es todo lo que se necesita, pero coincidirás conmigo en que es la base. La coherencia es una verdad inapelable.
Así pues, si no eres lector o has perdido el hábito pero tienes a tu alrededor pequeñas personas a las que quieres dar ejemplo, piensa en buscar tiempo para tu propia lectura. Haz horarios, organízate el tiempo como puedas para meter un ratito dedicado a tus libros, y te recomiendo esto no sólo por dar ejemplo sino también porque tú mismo lo vas a agradecer.
Me aplico a mí misma este consejo porque la base de toda esta página web no es que yo sea librera, o sea escritora, diseñadora o editora… la base de mi trabajo debe ser siempre la lectura en primera persona. Los libros que he leído y los que leeré me forman de tal manera que puedo seguir transmitiendo mi pasión por la literatura.
Si leo acabaré encontrando lectores. Simple. Aunque esto es sólo “la puerta”, el principio sin el cual todo se tambalea.
¿Te cuento cómo hago para sacar tiempo que dedico a leer?
Cuando llegas a una edad más o menos adulta, esa edad en la que ya nadie te considera joven y los adolescentes te llaman “señor” o “señora”, parece que la acción de leer queda relegada a la noche. Escucho muchísimas veces a personas que vienen a la librería quejándose de la falta de tiempo, que llegan muy cansados a casa y después de cenar, y recoger, etc. se quedan dormidos enseguida. Y eso es cierto porque a mí me pasa.
[/vc_column_text][dt-text-icon title=»Comienza leyendo» dicon=»icon-alarmclock» istyle=»free»]No podía ser excusa permanente: por la noche estoy demasiado cansada ergo no puedo leer. Decidí leer por la mañana. Antes de comenzar el día, cuando nadie me molesta, cuando a nadie molesto.
Me planto el despertador siempre SIEMPRE media hora antes de que tenga que desayunar. En la misma cama me incorporo, enciendo la lamparita y pillo el libro que tenga en la mesa. EL provecho que le saco a esa media horita cambia según el día; no tengo mínimos exigibles, a veces la lectura cunde bastante y otras veces apenas puedo asimilar 5 páginas, cuando la trama me tiene atrapada me levanto de la cama para hacer el desayuno y llevándome el libro a cuestas. Depende del día las cosas salen de forma distinta pero siempre merece la pena.
Comparto contigo esta rutina porque me declaro fan de la lectura a primera hora del día. #despertarleyendo
[/dt-text-icon][dt-text-icon title=»Picar entre horas» dicon=»icon-wine» istyle=»free»]Y te diré más, tengo otra rutina confesable a media mañana (durante el café de las 11:30h, imprescindible para todo autónomo o freelance) y no es otra que leer los relatos que, diariamente, publica la editorial Ganso y Pulpo.
Esta editorial, de la que te hablaré más extensamente en otro momento, publica relatos y cuentos de autores cuyas obras son de dominio público pero «de difícil acceso al potencial lector {por su descatalogación, mínima difusión o práctico olvido}». Los relatos se editan en formato digital y pueden descargarse de manera gratuita en su página web. Han creado un catálogo de relatos muy diverso y el elenco de autores es de lo mejorcito. Al ser relatos cortos, los descargo y durante el café de la mañana leo el que han publicado ese día o cualquier otro que me apetezca más.
Sígueme en Twitter podrás ver que comparto los que voy leyendo y más me han gustado bajo el hastag #caféypulpo
¿Qué más puedo decirte? Ni falta de tiempo ni dinero, no hay excusas, comencemos por leer nosotros mismos.
[/dt-text-icon][vc_custom_heading text=»Meterle un triple al fomento de la lectura» font_container=»tag:h3|text_align:left|color:%23dd8449″ use_theme_fonts=»yes»][vc_column_text]Hazme caso, el triple se consigue teniendo clara la técnica y practicando mucho. A veces lanzas la pelota y la cuelas por dentro del aro, otras veces rebotará en la canasta, otras veces ni la rozarás. Incluso puede que otros vengan y te hagan un tapón de los buenos. En esos casos hay que asumir la jugada y seguir practicando.
Nos vemos en la siguiente página.
[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/3″][dt-section-title title=»Otras lecturas»][dt-list]- [1] GARRALÓN, ANA (2017): ¡SUPERLIJ!: llega la literatura infantil que nos salva de todo, publicado en AnaTarambana.
- [2] RIUS, ELENA (2017): El síndrome del lector, Madrid, Trama Editorial. 160p.
- [3] MARCHAMALO, JESÚS (2011): Donde se guardan los libros. Bibliotecas de escritores, Madrid, editorial Siruela, 224p.
Lo digo alto y claro, no es que vaya a fomentar la lectura en nadie, es que voy a leer por encima de mis posibilidades. Leer, leer y leer. Sólo así conseguiré que alguien me crea.
[/vc_column_text][vc_single_image image=»4546″ img_size=»full» alignment=»center»][vc_column_text][purchase_link id=»4522″ text=»Comprar» style=»button» color=»blue»][/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_empty_space][vc_widget_sidebar sidebar_id=»page-sidebar»][/vc_column][/vc_row]
Comment (1)
La lectura y las expectativas, una barrera inútil – YoCuento
noviembre 28, 2017 at 10:11 am[…] Si tú lees, vas muy bien para que ese camino lector tenga satisfacciones. Pero las falsas y utópicas esperanzas pueden arruinarlo todo. Tenlo en cuenta porque son muchísimas las personas que pasan por la librería, verdaderamente frustradas por no conseguir que sus peques lean, a pesar de ser ellas personas muy muy lectoras. Hay varios motivos por los cuales esto puede pasar pero yo voy a hablar de: […]