«¿Me recomiendas el libro de bolsillo o tapa dura? ¿En qué se diferencian? ¿Qué edición es mejor? ¿Cuál es la que tú te llevarías?«
Esta es una de las preguntas más frecuentes que me hacen en el trabajo. Al menos, es la más frecuente haciendo referencia al formato de un libro o cuento. Las distintas opciones nos lían de vez en cuando a la hora de elegir un libro. Parece una duda poco importante pero la experiencia me dice que, ante un mismo título con varios formatos, nos cuesta tomar una decisión. Así pues, hablemos del tema.
Hago una separación formal.
Literatura infantil
Hablaba hace unos días con una ilustradora fantástica (creo que me dejará nombrarla para bien, Raquel Bonita) sobre las ediciones de los cuentos infantiles en diversos países. En España es raro que un cuento infantil o álbum ilustrado salga en rústica, vamos… lo que llamamos «tapa blanda». Actualmente, muchos están encuadernados en cartoné y muy rara vez la editorial publica el mismo cuento en otro formato. Obviamente, de todo hay excepciones muy sanas, pero es poco usual.
Sin embargo, en otros países tienen esta buena costumbre. Los sellos editoriales ingleses sacan ediciones en ambos casos, siendo la tapa blanda (rústica) la opción más barata aunque también es la que se publica más tarde (no es para impacientes jeje). Las interpretaciones del mercado que hago de esta situación me las guardo para otro artículo más extenso.
Literatura juvenil
¡Bien! Aquí ya entramos en la cuestión: ¿bolsillo o cartoné?
Ten en cuenta tres factores: a quién va destinado el libro, qué uso se le va a dar, cuánto quieres gastarte. Por todo lo demás, quédate tranquilo porque el libro es exactamente igual, esté editado en bolsillo, cartoné, digital o tablilla de arcilla.
Lo que varía es el tipo de papel, márgenes, tamaño de letra (y por tanto número de páginas), dimensiones y precio.
Las ediciones de tapa dura deberían tener mejor calidad de papel, un texto con mayor legibilidad y una resistencia honrosa al paso del tiempo. Si vas a hacer un regalo es probable que no te importe gastar un poco más de dinero, invirtiéndolo en calidad y durabilidad (lo que buscamos en un regalo es que guste y que además perdure). Si, por ejemplo, lo que buscas es un libro clásico sacado de la lista de lecturas obligatorias de un instituto: busca una edición funcional, te recomiendo que optes por buscar la mejor traducción, no te líes con ediciones preciosas de dichos clásicos… para eso habrá tiempo.
Si el libro es para uso propio, todo lo que yo diga carece de sentido porque no hay nadie mejor que tú mismo para saber lo que quieres. Lo único que puedo decir para cerrar (al menos por ahora) esta duda es que perdamos el miedo a regalar literatura en bolsillo. Hay veces que nos da reparo regalar un BUEN libro por ser de tapa blanda (y sobre todo de bolsillo, ¡eso ya nos da el doble de apuro!) y no puedo estar más en desacuerdo.
Buena literatura, es lo importante. Y si luego la edición acompaña, tanto mejor. Como en todo, siempre hay matices así que las dudas nunca llegan a disiparse. Sólo espero haber dejado clara una intención:
No mires tanto en qué formato está publicado un libro, ante todo busca que encaje con el lector y que la forma de la publicación sea correcta y legible.
Comments (4)
demialterego
septiembre 25, 2017 at 5:02 pmYo casi siempre me decanto por los libros de tapa dura; las ediciones de bolsillo las dejo para cuando quiero gastar menos, que suele ocurrir pocas veces ya que en lo que se refiere a libros, no escatimo. Eso sí, nunca me compraría un libro de bolsillo cuya portada fuese el cartel de su adaptación cinematográfica.
ChicaBombin
septiembre 25, 2017 at 5:16 pm¡Aaay, los libros van a acabar con nuestra economía! jejeje, y estoy de acuerdo totalmente con la máxima de no comprar libros con la cubierta «cinematográfica», a mí tampoco me gustan nada nada. MIL GRACIAS, por pasarte y dejar tu opinión. Me hace muchísima ilusión.
Titojuanqui
noviembre 30, 2017 at 12:59 pmSiempre prefiero la tapa dura, pero hay veces que ya solo se encuentra la tapa dura, ningún problema, pero las encuadernaciones no son igual y el libro se resiente con el paso de los años y el uso. Porque eso si, si van a tener un uso “intensivo” sin duda la tapa dura.
Lo que la Navidad me enseñó de la lectura – YoCuento
diciembre 23, 2017 at 4:35 pm[…] dos| El precio no tiene nada que ver con la lectura. A raíz de todo lo que he dicho anteriormente viene el tema del precio. Es curioso pero los libros que en otra época del año nos parecen carísimos ahora nos saben a poco. Todo cambia en la escala de valores, y el precio se convierte en un indicador de “lo está bien regalar” y “lo que es poco” para regalar. Voy a generalizar aunque no deba, pero somos muy bobos cuando sentimos que un libro o cuento es poco sólo porque cuesta poco. El precio va por libre, lo tenemos que tener claro, nunca el precio de un libro es sinónimo de la calidad que lleva dentro. Y esta máxima funciona para bien y para mal. Por favor, que se nos meta dentro de la cabeza y del corazón (y me incluyo), regalemos aquella lectura que sea buena, útil, divertida, bonita y bien editada y no miremos el formato ni el precio. […]