«Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas.»
| Cicerón
Estando totalmente de acuerdo con el filósofo, una biblioteca solo puede mejorar si tiene un jardín, por pequeño que sea. Son espacios frescos, tranquilos pero llenos de posibilidades, espacios que te conectan con la naturaleza y contigo mismo. Y si bueno es que tu lectura tenga de fondo un rincón lleno de verde vida, no lo es menos tener una biblioteca llena de colecciones, libros, tratados, manuales, láminas, revistas… que enseñen todo lo inimaginable que hay documentado sobre ese mundo tan maravilloso de las plantas. Imagina una biblioteca que reúna las dos condiciones, aquella de Cicerón y la que yo te he descrito. ¿Y si ahora te digo que esa biblioteca existe? No lo imagines, entra en el espectacular mundo de la Biblioteca del Real Jardín Botánico.
¿La conocías? Suele pasar desapercibida, sin embargo su fondo “esconde” increíbles obras que están a disposición de quien lo necesite ya que, desde 2005, se digitalizan sus fondos, incorporando cada vez más obras.
Su origen parte de 1755, año en el que Fernando VI ordena la creación del Real Jardín Botánico, en una ubicación diferente a la que conocemos actualmente. Será Carlos III quien dicta trasladar el jardín al Paseo del Prado, inaugurándose en 1781. Es en este año cuando la biblioteca y el archivo se consolidan y van tomando especial relevancia científica y docente.
En su inventario de 1781, la biblioteca contaba con 152 libros de Botánica, de Química y de Historia Natural, así que imagina qué evolución tan espectacular ha tenido cuando hoy cuenta con “37.000 títulos de monografías, más de 2.000 títulos de publicaciones periódicas, unos 27.000 folletos… y una amplia colección de cartografía compuesta por unos 2600 mapas”, siendo por ello unas de las bibliotecas especializadas más importantes de Europa. Su objetivo es recopilar toda información sobre Botánica y ciencias relacionadas de España y, aunque en menor medida, de Europa occidental, la región Mediterránea e Hispanoamérica. Actualmente, la biblioteca y archivo del Real Jardín Botánico pertenece a la Red de Bibliotecas del CSIC y puedes consultar sus fondos a través de su catálogo colectivo. Una maravilla, un deleite para los sentidos y un recurso impagable para estudiantes, docentes e investigadores sobre la materia.
Te sorprenderá encontrar:
- Tres incunables procedentes de bibliotecas particulares de botánicos ilustres que han tenido relación con el Real Jardín Botánico.
- Una colección llamada Ilustraciones Botánicas que abarca todo tipo de documentos, tan curiosos y antiguos que te parecerá una tristeza no haberlo encontrado antes. La obra más antigua de esta colección está fechada en 1591 y se titula: Icones stirpivm sev plantarvm tam exoticarvm qvam indigenarvm, In gratiam rei herbariae studiosorum in duas partes digestae, de Matthias de L’Obel (Iconos de razas o plantas, tanto exóticas como autóctonas, divididos en dos partes para beneficio de los herbolarios, es el título traducido).
- Hortus Eystettensis (Jardín de Eichstätt, traducido), obra publicada en dos volúmenes en 1613. Se trata de un herbario ilustrado realizado por Basilius Besler, botánico y farmacéutico nacido en Núremberg, considerada la mejor antología del siglo XVII y cuyo original se encuentra en Eichstätt, Alemania.
Palabrita que este herbario y otros miles de documentos y proyectos más son joyas de las que enamorarse de principio a fin y sí, están a nuestro alcance gracias a la labor de digitalización que realiza la biblioteca. Si tienes un poco de tiempo rebusca entre sus páginas, te aseguro que estarás caminando entre flores.
Creo que es momento de que descubramos esta singular biblioteca y todo lo que en torno a ella sucede. Mil usos pueden darse de esta biblioteca digital, ya sea para investigación científica, para disfrute personal o para desarrollo de actividades educativas de todos los niveles. De hecho, la biblioteca organiza actividades educativas que van desde visitas y talleres para grupos de centros escolares, elaboración de recursos en línea libres para su descarga, puesta en marcha de varios proyectos educativos tan curiosos como el Proyecto Big Picnic (entre otros) o la newsletter dirigida especialmente al profesorado.
Podría darte mil razones más para poner en valor la Biblioteca del Real Jardín Botánico, tan maravillosa que no solo custodia información científica de calidad (nos sorprendería conocer todo lo allí se trabaja) sino que es parte de nuestro patrimonio, el de todos, y es un deber conocerlo, cuidarlo y difundirlo.
Nos vemos en la página siguiente.
*Relación de imágenes:
- portada, «Icones stirpivm» – Matthias L’Obel, 1591
- pag. 15 tomo 1, «Icones stirpivm» – Matthias L’Obel, 1591
- cubierta, «Hortus Eystettensis» – Basilius Besler, 1613
- pag. 204 vol. 1, «Hortus Eystettensis» – Basilius Besler, 1613
- pag. 178 vol. 1, «Hortus Eystettensis» – Basilius Besler, 1613
- pag. 32 vol. 1, «Hortus Eystettensis» – Basilius Besler, 1613
- Imagen destacada en la cabecera: detalle del cuadro: «El Jardín Botánico desde el Paseo del Prado», Luis Paret y Alcázar ©Museo Nacional del Prado