Oso cazamariposas

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¿Alguna vez has utilizado algún objeto para una finalidad que no es la suya? En la infancia, esto ocurre con frecuencia. Los niños transforman lo cotidiano en algo nuevo a través de su curiosidad. Un palo se convierte en una espada, una caja en un castillo, una cuchara en un micrófono. Los objetos cambian de función en sus manos, no por error, sino como parte de su forma de explorar el mundo. Prueban, experimentan, y en ese proceso nos arrancan una sonrisa a los demás que los observamos; nos damos cuenta, o deberíamos, de cómo su creatividad y su capacidad de improvisar sobrepasan los límites del pensamiento posible.

Esa capacidad innata para encontrar nuevos usos a lo familiar es parte de su aprendizaje, es su forma inocente y consciente de comprender el entorno en que viven. ¿Y si una red de cazamariposas no fuera solo una red? ¿Y si un oso, con su gran tamaño, pudiera volar? Todo este delirio viene porque he leído Oso cazamariposas, de Susanna Isern y Marjorie Pourchet, un álbum ilustrado precioso que me ha encantado y estoy segurísima que a ti también.

En esta historia, seguimos a un oso coleccionista, que arrastra su barca de madera llena de objetos cotidianos que guarda como pequeños tesoros. ¿Te sumas a la lectura?

Ya te aviso que va a sorprenderte. Oso es un personaje entrañable que, a pesar de su gran tamaño y apariencia imponente, disfruta paseando por el bosque y coleccionando objetos cotidianos que encuentra perdidos. En uno de sus diarios paseos, se topa con un artilugio curioso que no sabe cómo usar, pero que le fascina. Mientras se acerca al lago con su hallazgo, se da cuenta de que una mariposa está en peligro, mojada tras volar demasiado cerca del agua. Rápido de reflejos, Oso usa el artilugio… que resulta ser un cazamariposas, para salvarla, atrapándola con cuidado. Aunque al principio la idea parece brillante, al intentar secar las alas de la mariposa en su nariz, ésta se asusta y sale volando despavorida.

A pesar de que las mariposas, cuando despiertan, se asustan de ver a Oso, él persiste en su tarea de cuidar el lago. Todas huyen excepto Blanca, una mariposa de grandes alas que no siente miedo y agradece la ayuda de Oso. Pronto se hacen inseparables. 

No voy a desvelarte el giro que toma la historia a partir de aquí porque sería imperdonable, solo diré que te va a impactar mucho. Las historias de Susanna Isern son siempre maravillosas, te dejan con un regusto dulce que te hace querer empezar de nuevo la lectura. Tanto narrativa como visualmente las páginas se vuelven oníricas y llenas de magia. ¡Tienes que leerlo!

Ya hemos hablado en este blog sobre amistades improbables. Es uno de los temas centrales en esta lectura, la amistad que nace de la falta de prejuicios, de la diferencia y de la solidaridad. Oso y Blanca simbolizan la conexión que puede surgir entre seres vivos completamente dispares. Sin embargo, la historia que tenemos entre manos va mucho más allá, se trata de una lección de vida. El movimiento del animal, el compás del lento paso del tiempo en el bosque (en una de sus ilustraciones, fíjate en el libro que está leyendo Oso… ¿notas algo extraño? 😀), la empatía y la fuerza de voluntad de nuestro protagonista, hacen que el lector sea cómplice de un desenlace fantástico.

No hay duda, tanto las ilustraciones como el texto hacen que la propuesta sea única. Marjorie Pourchet es quien firma las primeras. Con un estilo propio, transmite mil emociones a través de la simplicidad de formas y colores. Sus ilustraciones, que suelen tener un aire poético y nostálgico, juegan con la delicadeza de los personajes y el entorno, creando un mundo que invita a detenerse y contemplar.

Una paleta de colores profundamente otoñal, con tonos suaves de marrones, ocres y verdes que envuelven al lector. Estos colores no solo refuerzan la sensación de estar en medio de un bosque, sino que también añaden una calidez que contrasta con la aparente soledad de Oso. Es un juego visual que pasa desapercibido pero que refuerza la ternura de la historia.

¡¡Viernes de jugar!!

Y llegados a este punto, te propongo un divertido reto: buscar algunos objetos en casa y pensar en un uso totalmente diferente al que normalmente tienen. Puede ser cualquier cosa: un sombrero que se convierte en nido, una cuchara que sirve de remo o una caja que se transforma en coche. La idea es abrir la mente, experimentar y crear historias alrededor de estos objetos, tal y como se hace en la infancia y, por supuesto, como nos enseña Oso con su cazamariposas.

Hacer que la lectura no termine en las páginas tiene todo ventajas:

  1. Despierta la creatividad: estimulamos la imaginación y aprendemos a pensar «fuera de lo que creemos normal». Nos sorprenderemos, sin duda.
  2. Refuerza el aprendizaje activo: jugar es aprender, es una forma de asimilar conceptos abstractos de manera práctica y divertida.
  3. Fortalece el vínculo con las historias: la literatura se lee y se vive, se respira y ¿cómo no? se juega. Cualquier actividad les conectará más profundamente con la narrativa leída. 

Como siempre, espero que puedas hacerte con este título ya mismo, lo tienes en casi cualquier biblioteca pública y, por supuesto, en tu librería de siempre, la del barrio, tu favorita, no falles. Te veo en las stories de Instagram, allí te dejo algún objeto con múltiples usos que (seguramente) no conocías. 

Nos vemos en la página siguiente.

Oso cazamariposas – Autora: Susana Isern – Ilustradora: Marjorie Pourchet – ISBN:9788498713787  – Editorial: OQO – Formato: Cartoné – Dimensiones: 250 x 230 mm. – Nº páginas: 36 – De 0 a 5 años.
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