Ante una ventana vista desde el interior de una habitación, he colocado un cuadro que representa exactamente la parte del paisaje escondida por la pintura. Así, el árbol oculta el árbol que está detrás, fuera de la habitación.
René Magritte
A malos tiempos, buenas lecturas. Lo que la valentía haga con nuestras vidas es responsabilidad nuestra pero los horizontes que ganamos con ella son mucho más deseables que la monotonía de vida insatisfecha.
Sería tentador hablarte de la sociedad de colores que estamos creando en los últimos años. Las palabras como «etiqueta» han dado lugar a los colores como «etiqueta». Compañías de teléfono, equipos de fútbol, partidos políticos, ideologías, estados de ánimo… parece que todo tenga su color bien definido. Pues bien, al fin podemos quitarnos de encima ese lastre de tener que explicarlo todo separando colores. ¡Era necesario volver a mezclarlos!
Si tú también crees que ha llegado el momento de ver la vida en éxtasis de colores, te doy la bienvenida a La merienda del señor Verde, de Javier Sáez Castán, publicado por Ediciones Ekaré.
Como toda buena merienda, la del señor Verde comienza con la llegada de los invitados. El señor Amarillo, el señor Púrpura, el señor Azul, el señor Pardo y el señor Negro van llegando al lugar de la cita. Resulta más que curioso el hecho de que estos monocromáticos señores sean idénticos entre sí, salvo en su color, claro. Ninguno llega a la vez que otro ni usan el mismo medio de transporte.
El señor Amarillo prefiere ir a pie mientras el que el señor Púrpura espera a los demás subido encima de su coche, el señor Azul llega, surcando el cielo, en flamante globo, al contrario que el señor Pardo que (por sorpresa) aparece como si brotase de la tierra. No hay duda, el caballo negro que llega galopando a la cita será quien traiga al señor Negro.
Llega el último pero se da un aire de grandeza descuidada que (creo) deja al resto, pasmados.
Ya solo falta el anfitrión, el señor Verde debe estar a punto de aparecer, ya que ha sido él quien les ha invitado a ir a su casa. La gran casa verde da cobijo a su dueño, que aparece asomándose al jardín. Entre tanto y tanto verde, apenas se le distingue. Una vez juntos los seis, el señor Verde desvela el motivo por el que los ha citado a todos esa mañana. Ha encontrado una puerta verde, con seis misteriosas cerraduras, tras una de las cortinas verdes de su verde casa. Junto a la cerradura, una inscripción escrita en latín.
Una invitación a cruzar. Un viaje del que no podrán regresar. La merienda del señor Verde lo tiene todo para que queramos saber mucho más acerca de estos personajes y su destino, el cual solo podrá escribirse por ellos mismos.
No es complicado averiguar qué encontrarán tras la puerta pero creo que este cuento no solo trata del mundo a todo color. El autor quiere que cada lector descubra los mil matices que puede haber dentro de cada color. Los distintos tonos del verde, del púrpura, del azul… incluso del negro y sus grises. Este es un álbum ilustrado para detenerse en los detalles: Javier Sáez Castán es el mago de la composición y la naturaleza. No en vano, en 2016 fue galardonado con el Premio Nacional de Ilustración. «por su creatividad y talento narrativo que implica la dimensión objetual del libro; por su capacidad para construir mundos y contagiarlos;»
Como si fuera un mapa, se nos invita a seguir los pasos de estos seis señores, a buscar nuestra propia puerta escondida, que nos abre posibilidades, si somos valientes para afrontarlas.
No lo parece a simple vista, pero todo el mundo está reflejado en este álbum. Y digo que no lo parece porque la gran mayoría de nosotros vive de un solo color, como cualquiera o todos los señores de este cuento. Personajes idénticos, con sus filosofías, estados de ánimo, transportes, caracteres… bien definidos por un solo color. Personajes que ni siquiera se reconocen iguales al verse frente a frente. Personajes que van de un lado para otro con un paraguas y de ningún modo parece que vaya a llover. Este paraguas es tanto un exceso de precaución como exceso de prejuicios (seguramente) junto con la influencia de Magritte en el autor de esta merienda, por supuesto.
El estilo del pintor belga está presente en cada una de las imágenes. En ellas se pone en duda todo lo que nos parece real y normal. Los objetos cotidianos se convierten en una provocación al entorno: el paraguas sin lluvia me parece una de estas sencillas provocaciones.
Las ilustraciones, por sí mismas, tienen un mensaje individual. Leyendo La merienda del señor Verde, me siento como si estuviera paseando dentro de un pequeño museo. Siempre hay algún mensaje oculto que se me escapa en una forma, en un animal, en una palabra escrita o en el color. Por esta razón ni sé las veces que lo he leído… ¡innumerables!
Junto con estas estampas ¿realistas?, sin perder ni un ápice su protagonismo, se encuentra el texto. Toda una página para que unas pocas letras ocupen su lugar. La importancia de la palabra como fortaleza visual en las ilustraciones va acompañada de la que tiene dentro de la narración, incluyéndose (incluso) un pequeño glosario al final del cuento para que los términos más destacados no pasen desapercibidos ni como elemento gráfico ni como significado.
Esta es una lectura al alcance de todos o casi todos. Suponemos que podrán disfrutarlo aquellas lectoras y lectores que tengan una edad avanzada, incluso cabría suponer que un adulto sabría sacarle toda la esencia que lleva… pero eso sería mucho suponer y, desde luego, sería algo propio de una persona monocromática.
No nos avergoncemos de cada color. Abracemos la posibilidad de que haya otros que puedan complementarse, nunca neguemos que hay otros colores que no somos capaces de ver ni neguemos que haya otros que no llegamos ni a plantearnos.
Que cada color sume un matiz diferente y pueda resultar nuestra realidad un viaje fascinante. Espero que te llame la atención adentrarte en sus páginas, si es así puedes sentirte privilegiada o privilegiado porque este cuento es solo apto para valientes. Si quieres leer más, en la sección «Otras lecturas» tienes más títulos para leer. Para nada son cuentos iguales a este, es la magia de la lectura, puede conectar puntos ocultos. Como el miedo a lo desconocido está presente en todos los Prodigios, así la valentía a nuevas oportunidades está escondida tras cada lectura.
Me gusta pensar que leer es un acto de valentía. Si te ha gustado este cuento, acude a tu librería o biblioteca favorita para pedirlo (merece la pena buscarlo aunque sea un título de hace ya varios años, su primera edición fue en 2007). Recuerda, La merienda del señor Verde, escrito e ilustrado por Javier Sáez Castán y publicado por Ediciones Ekaré.
Nos vemos en la página siguiente
¿Quieres más lecturas?
- ZHE, AHN (2016): La piedra desobediente, Barbara Fiore Editora, 52pp.
- UNGERER, TOMI (2017): Rufus, El murciélago que adoraba los colores, editorial Kalandraka, 40pp.
- GRANADOS NUIBÓ, DAVID (2014): El sombrero original y la ciudad gris, editorial Algar, 46pp.
- SENDAK, MAURICE (2014): La cocina de noche, Kalandraka, 40pp.
- TURKOWSKI, EINAR (2017): Lunámbula, ed. Libros del Zorro Rojo, 32pp.
- BAUTISTA, MARÍA y BLÁZQUEZ, RAQUEL (2013): Las ciudades de colores, ed. Cuento a la vista, 48pp.
Comments (2)
Cuentos que dan miedo
junio 2, 2020 at 7:37 pmQue maravilloso descubrimiento, a mí me gustan mucho los libros ilustrados aunque no precisamente para niños. Me da la impresión de que este es uno de esos álbumes que chicos y grandes pueden disfrutar por igual. Solo con ver las ilustraciones en esta entrada, me han entrado unas ganas tremendas de leerlos, lástima que como dices, se trate de una obra de hace años, así que supongo no será muy fácil de encontrar en línea. De todas maneras, probaré suerte en Amazon y si no, ya me tocara buscarlo en librería, ahora que la cuarentena se levante por acá.
Me gustaría preguntarte si no sabes de algún libro infantil dentro del género de terror o misterio que valga la pena, a mi niño le gustan mucho ese tipo de historias y estoy buscando nuevas lecturas para él.
Muchas gracias por compartir tus reseñas, un abrazo.
ChicaBombin
junio 11, 2020 at 7:05 pmBuenas tardes, lo primero, ¡muchas gracias por tu comentario! Disculpa que haya tardado un poco en responder, pero tu pregunta me dejó en lo que pensar. El terror es un género poco abordado en edades tempranas. Pero me propuse encontrar algunos cuentos para recomendar en este blog que tuvieran que ver con el suspense y el miedo. Quédate por aquí y en la próxima actualización espero darte algunos títulos chulos.
Gracias por pasarte por aquí y leer las reseñas.
Un saludo.