¿Cómo y para qué sugerir lecturas para la infancia?

La lectura es movimiento, es la acción fundamental en el desarrollo integral de la infancia. No solo contribuye al desarrollo cognitivo y emocional, sino que también potencia la creatividad, el pensamiento crítico y la empatía. Desde bien pequeñitos, el contacto con los libros enriquece el pensamiento, favorece la adquisición de nuevas palabras y mejora la capacidad de concentración a la vez que predispone a una mirada abierta.

En este sentido, tanto las bibliotecas como las librerías cumplen un papel esencial como espacio que promueve el acceso a una amplia variedad de libros infantiles. A través de la labor de recomendación, la persona que atiende detrás del mostrador se convierte en mediador entre el lector y el mundo de la lectura; no es una tarea menor ya que facilita el encuentro con historias que despiertan su interés y curiosidad. Ambas cualidades son el impulso de todo, absolutamente todo, en la vida de una persona, mucho más en la infancia.

Sugerir, recomendar, invitar a leer no es una tarea simple, ya que requiere un conocimiento externo e interno de muchos factores: del libro y del posible lector. No solo se trata de conocer y reconocer los géneros y formatos literarios, narrativos, disponibles sino de ser parte de una forma de moverse en el mundo. Recitar de memoria los géneros literarios, la bibliografía completa de autores contemporáneos, las novedades editoriales, etc. no llega a solucionar la tarea del bibliotecario o librero… desde luego que ayuda, eso no cabe duda, pero no lo es todo. Repito: la lectura es movimiento, no es estanca; no es una lista, es acción.

El objetivo es garantizar que cada persona con inquietud lectora tenga acceso a su lectura y, además, impulsar constantemente esa misma inquietud. Para eso, las lecturas sugeridas deben ser apropiadas para su comprensión, interés, apertura y (por último) edad.

Aclarando ideas

Antes de comenzar, quiero aclarar que hacer recomendaciones de lectura, sugerir cuentos o libros, facilitar su acceso, etc son tareas englobadas en la mediación y orientación lectora, pero ambos términos no son exactamente lo mismo, no son sinónimos aunque sí son tareas complementarias en las que, a menudo, la línea que las divide es muy delgada.

• Mediación lectora: implica el acto de facilitar el acceso y disfrute de los libros. El mediador puede ser un maestro, bibliotecario o familiar; busca crear un vínculo entre el lector y su libro promoviendo el hábito de la lectura y el desarrollo de habilidades lectoras. Es un proceso más abierto y flexible, donde se potencia la relación lector-obra, respetando su libertad para elegir e interpretar los textos.
• Orientación lectora: por otro lado, este término se refiere a una guía más específica y estructurada que ayuda al lector a seleccionar lecturas adecuadas según su edad, nivel de comprensión, intereses o necesidades educativas. En este caso, la persona que orienta sugiere libros, proporciona estrategias para mejorar la comprensión o analiza temas de manera más técnica para desarrollar habilidades particulares en el lector.

Ambos conceptos son complementarios, ya que la mediación lectora puede incluir momentos de orientación, pero la orientación es más directa en cuanto a las recomendaciones o estrategias de lectura. A veces leerás un concepto u otro, solo hay que tener en cuenta esa mínima diferencia.

El proceso de recomendar libros infantiles en una biblioteca no es únicamente una cuestión de ofrecer opciones de lectura. Se trata de una labor estratégica que busca alcanzar varios objetivos clave, todos orientados al desarrollo integral del niño y a fomentar su relación positiva con los libros.

1. Querer leer. Conocer la lectura.

Uno de los principales objetivos es inspirar en la infancia una querencia duradera por la lectura. Orientamos a través de recomendaciones que leemos y cuidamos porque han sido/son parte de nuestro bagaje lector; nos reconocemos en el papel de lector y ayuda a descubrir nuevas perspectivas, mundos nuevos, personajes con los que pueden identificarse y retos que alimenten su imaginación. La lectura se convierte en un acto de disfrute, no en una tarea obligatoria (esto es algo controvertido y tiene más matices pero lo hablamos en otro momento, ¿te parece?), lo cual es crucial para fomentar la autonomía y amantes de la palabra, tal y como exigía Lorca para la poesía.

2. Desarrollar habilidades cognitivas y lingüísticas.

Los libros recomendados a los niños no solo entretienen, también acompañan en la educación. Los objetivos pueden y deben ser variados: desde ampliar vocabulario, comprender estructuras gramaticales más complejas o mejorar sus habilidades de comprensión lectora. Además, la exposición a diferentes tipos de narrativas estimula el pensamiento crítico y la capacidad de resolución de problemas.

La variedad de narrativas en la literatura infantil ofrece múltiples oportunidades para que los niños y niñas desarrollen el pensamiento crítico. Por ejemplo, las historias que presentan diversidad de opinión o situaciones ambiguas abiertas a la reflexión invitan a los lectores a elaborar un criterio propio acerca de los personajes, a evaluar distintas perspectivas y tomar decisiones sobre lo que consideran correcto o incorrecto. Lo que viene siendo posicionarse de alguna manera, aunque sea de modo íntimo y personal; incluso este posicionamiento es un viaje que hace nuestra mente sin darnos cuenta. No somos conscientes del recorrido que nuestras ideas hacen para llegar finalmente a transformarnos.

Por ejemplo, en álbumes como El día que los crayones renunciaron de Drew Daywalt, el lector explora diversas consideraciones a través de la personalidad de diferentes crayones de colores que se sienten subestimados o maltratados por su dueño. Su autor utiliza el humor, inmerso en las actividades cotidianas, para describir relaciones entre el uso, el respeto y el valor de las cosas que nos rodean. Una historia que incentiva, sin pretenderlo, el análisis y las expectativas de los roles. Además, fomenta la resolución creativa de problemas.

3. Adaptar los libros a los intereses y niveles de desarrollo del niño.

Cada persona es única, y por ello, una buena recomendación de lectura debe estar adaptada a los intereses particulares de cada una, a su nivel de desarrollo cognitivo y emocional. Los libros no cautivan a todos por igual, eso es imposible y no es ni deseable. Por eso, quien propone alguna lectura lo hará preguntándose en todo momento si el libro es adecuado para el nivel de comprensión, atención e intereses de la niña o niño; solo así nos  podremos acercar a una experiencia lectora positiva. Llegados a este punto, te confesaré que nunca nadie (en ninguna parte) podrá asegurarte que una lectura guste o que entusiasme tanto como tal otra, que les enganche a leer o nada parecido. Nada está asegurado. No hay contratos. Solo hay que tener en cuenta una cosa: el libro que no gusta será uno de los más importantes.

4. Promover valores y crecimiento educativo.

La LIJ un medio poderoso para transmitir valores y mostrar la vida tal como es, como podría ser como queremos (o no) que sea. Valores como la empatía, el respeto, la amistad, la diversidad, el respeto, la orgullo, la dignidad, el agradecimiento… A través de los libros, las personas aprendemos a enfrentar situaciones difíciles, a valorar la diferencia y a desarrollar un sentido ético y moral. En la infancia esto se acentúa hasta límites insospechados. 

Hay mucho más detrás de una recomendación lectora de lo que imaginas, algo he empezado a contarte pero queda mucho más, sin embargo ya será en el siguiente artículo porque ahora prefiero escucharte a ti. ¿Qué opinas? ¿Cuáles crees que son los objetivos de una buena mediación y orientación lectora?

Estoy deseando conocer tu punto de vista y aprender de todo lo que quieras decir, puedes hacerlo en los comentarios, en redes sociales o escribiendo un correo a belen.yocuento@gmail.com Me alegrarás el día si lo haces.

Dentro de poco volveré con varias lecturas otoñales que harán que huelas, estés donde estés, a castañas, a lluvia, a bosque, a comienzos… todo lo bueno y no tanto que puede salir de la palabra. 

Nos vemos en la página siguiente.