¿qué encontrar por aquí?
yo te/soy cuento
Vuelve a ser 21 de marzo, el calendario vuelve a extendernos su primaveral alfombra de flores, emociones, alguna que otra alergia y de los versos nuevos que se pueden llegar a escribir. Sí, esto suena muy bonito aunque no demasiado práctico, ¿verdad? La poesía cuenta con la capacidad para conmovernos, inspirarnos y transformar nuestra percepción del mundo, y cada ser humano nace con la capacidad de conmoverse, inspirarse y transformarse. ¿Todos nacemos con esas capacidades? Sí. Sin excepción.
En un mundo donde la información corre como si fuese un torrente inagotable, saber nadar y sumergirse en las noticias diarias se ha convertido en parte esencial de nuestra rutina. Sin embargo, la verdadera pregunta que deberíamos hacernos es: ¿cuánto de esta información es realmente necesaria y fiable?vSi sigues leyendo vas a encontrar una historia preciosa y, a la vez, un cruce de caminos en el que es crucial que sepamos distinguir lo veraz de lo ficticio, lo sólido y lo efímero.
Imagina que abres un libro y la estancia se llena de verde, de pronto el olor a azahar estalla a tu alrededor y se mezcla con la savia de grandes robles. El espacio se va llenando de puntos de colores que abren sus cuerpos en pétalos pequeños dejando una lectura que avanza hacia un reino vivo.
En el abrumador reino de Maurice Sendak, la aparente simplicidad de sus relatos se convierte en la puerta hacia la complejidad de la experiencia humana. En particular, el álbum del que quiero hablarte, presenta un mundo donde la apatía de un niño se convierte en el catalizador de nuestra conciencia.
Para conocer el valor de la poesía solo hace falta leer un poema. Con un solo poema es suficiente para responderse infinidad de preguntas, hacerse otras tantas nuevas, sentir que siempre hay palabras para tus pensamientos por muy intrincados que sean.
No suelo hacer balances, no suelo hacer propósitos y cuando los hago nunca los cumplo. Será rebeldía inconsciente o sencillamente que el pasar de los días me lleva hacia otros objetivos, otros tiempos y nunca me acuerdo de ponerme excusas. Estas líneas que escribo son mis propósitos para este 2024, así sin orden ni concierto.