El verano no es solo una estación del año: es un territorio emocional. Para cualquier persona representa una ruptura con la rutina, muchos más en la infancia. El verano es una expansión del tiempo y del espacio, una oportunidad para vivir experiencias de forma intensa: alegría, aburrimiento, miedo, descubrimiento, nostalgia o la calma. En este contexto, ¿dónde queda la lectura? Pues en realidad la lectura queda suspendida en el aire: en todas partes y, si no se toma consciencia, en ninguna. El verano es un limbo porque parece que las obligaciones quedan relajadas a partir de septiembre, pero ¿la lectura es una de esas obligaciones?
Así que hoy vengo con un juego, de hecho… con una aventura. Porque leer en verano puede ser una búsqueda, un recorrido, un mapa del tiempo que les (nos) ayuda a saber identificar los momentos más especiales del verano, incluso la aparente ausencia de ellos nos ayudará a crearlos. Este verano sí que sí, va a molar.
¿Qué es un mapa del tiempo? Un mapa del tiempo no señala lugares, sino momentos. Es una forma de organizar el tiempo vivido a través de hilos-caminos narrativos. Los cuentos, con su estructura de inicio, desarrollo y final, ofrecen una manera de anclar el tiempo, de marcar el paso de los días con historias que se convierten en referencias vitales, experiencias sensoriales. Vamos, que el hábito de leer puede convertirse en un rato más del día, adaptándolo a cada momento y tiempo.
Solo hay que tener en cuenta que todo mapa tiene una ruta trazada pero que pueden dibujarse otras. No hay que ponerse límites absurdos. Para empezar, te propongo uno de esos caminos posibles dentro del mapa.
Mapa del tiempo: lecturas para un verano memorable
Tiempo lento: calma para las mañanas: leemos historias que nos animen a comenzar el día, como un cuenco repleto de riquísimos para desayunar. Empezamos a sumar momentos desde la tranquilidad, será nuestra forma de despertar sin nada que nos distraiga. ¿El primer punto de partida de nuestro mapa? Te doy tres lecturas increíbles.
- El camino del río, Nuria Gallardo, ed. Tres Tristes Tigres
- El verano del topo, Sang-keun Kim, ed. Pastel de Luna
- Si fuera un hongo, Gaia Stella, ed. El Naranjo
Tiempo de espera: ¿qué hora es? No sé tú, pero yo me pasaba las tardes de verano preguntando la hora. Se me hacían eternos los minutos, las horas que había entre la comida y el momento en que podíamos volver a la piscina. Con toda la casa en calma, durmiendo la siesta, tenía dos opciones: dormir yo también o leer (porque la otra opción era aburrirme como una ostra; cosa que en la infancia no gusta en absoluto). Sin demasiado exceso, podemos leer aventuras que sean dinámicas, ¿lo mejor? el humor, no hay nada como reírse cuando todos duermen.
- El diablo sobre ruedas, Kike Ibáñez, A buen Paso
- El coche de carreras, Helme Heine, Anaya
- Terrícolas, Ewa Solarz y Robert Czajka (ilust.), ed. Thule
Tiempo de misterio: las noches (casi) inagotables. Llega la noche y con ella los misterios, el suspense, las sombras que se reflejan en la terraza, los ruidos de las ramas secas de los árboles, el vuelo de las aves que despiertan cuando caen los rayos de sol. La noche es para lectores sin miedo, los atrevidos, los valientes,… para todos. Podemos combinar estas lecturas más escalofriantes con relatos mágicos o poéticos, ideales para leer bajo las estrellas.
- El gigante misterioso, Lorenzo Coltellacci y Lorenzo Sangió (ilust.), ed. Kókinos
- El ladrón del sol, Alice Hemming y Nicola Slater (ilust.), ed. Jaguar
- Dulcinea en el bosque embrujado, ed. Galimatazo
Tiempo extra: ¿y si la lluvia nos cambia los planes? A veces, el verano nos sorprende con pausas inesperadas. Planeábamos pasar el día en la playa, pero el cielo se cubre de nubes y la lluvia empieza a caer. Otras veces, el calor es tan intenso que salir se vuelve imposible, y la casa se convierte en refugio. También hay días en los que una visita se cancela, el coche no arranca, o simplemente nos sentimos cansados y sin ganas de movernos. En esos momentos, cuando todos los planes se deshacen como castillos de arena, ¿qué nos queda? La lectura, una vez más, será la que pueda salvar una tarde nefasta. Es como si el tiempo nos regalara un paréntesis. No hace falta preparar nada, solo abrir un libro, un cuento, un cómic y dejar que la historia nos lleve a otro lugar. En verano, lo que parece un contratiempo es, en realidad, una excusa perfecta.
- La chispa en mí, Miguel Tanco, ed. Libre Albedrío
- ¡A dibujar!, Hervé Tullet, ed. Kókinos
- En busca de la flor mildestellos dorada, Benjamin Flouw, ed. COCO Books
Tiempo de cambios: el final del verano dará paso a nuevas etapas. Los días se acortan, el aire cambia, y sin darnos cuenta, el mapa que hemos recorrido durante las vacaciones nos lleva al final del camino… que es solo el inicio. Durante la infancia, este momento marca mucho más que el fin de las vacaciones: es el inicio de un nuevo curso, un nuevo escalón en su camino de crecimiento. A veces supone reencontrarse con amigos, pero también puede traer compañeros nuevos, profesores desconocidos, rutinas distintas y retos que aún no tienen nombre. En este cruce de emociones, la lectura nos evade, nos relaja e incluso nos puede llegar a comprender. Es increíble como un buen libro o cuento nos abre la imaginación ante futuros posibles, nos calma los nervios, ¿por qué no? La palabra no solo entretiene (que ya me parece suficiente): también acompañan, sostienen y preparan el corazón para lo nuevo.
- Horizonte, Miren Agur Meabe y Ane PIkaza Ereño (ilust.), ed. Lóguez
- Gina, Didier Lévy y Catherine Meurisse (ilust.), ed. Corimbo
- ¡Quiero ir sin ruedines!, Tobias Giacomazzi, ed. Kalandraka
Y hasta aquí hemos llegado por hoy, el mapa nos marca la meta. Gracias por quedarte hasta el final de este paseo entre cuentos, mapas y veranos tan cambiantes como el propio tiempo. Si te ha gustado este artículo, no te vayas muy lejos: hay más textos esperándote, con ideas, libros y propuestas que quizá también te hagan sonreír, pensar o correr a buscar un cuento.
Mientras tanto —¡por ahora!— seguimos escribiendo y recitando poemas en Instagram (@yocuento.es) donde nos encontrarás como @yocuento.es. Si te apetece pasar a saludar, leer un verso o dejar algún comentario, allí estamos. Y recuerda: todos los cuentos que aquí se recomiendan están disponibles en librerías maravillosas con una atención inmejorable o en bibliotecas públicas, que son verdaderos tesoros.
No dejes de leer, ni de dejarte llevar. El verano empieza… ¡ya!
Nos vemos en la página siguiente.