Mi verso dorado
mi adorado vecindario
de quietas nubes
de deseos en algodones azules.
Donde el aire vuela en bucles
donde la infancia salva del naufragio,
charlas en los patios,
besos de diario,
luminario de virtudes.
Un bóveda de anocheceres comunes,
la sabiduría del parque en verano,
aquí compro el pan, y al lado, dos atunes,
los buenos días en el cruce,
el libro recién empezado.
Las chimeneas de risas humeando:
aquí un amor,
aquí un abrazo,
aquí un trabalenguas enmarañado.
Decoren las calles con luces,
jueguen los niños en los barrios.
Sea paz nuestra costumbre
y Navidad nuestro regalo.
Belén Alarte
{ Vecindario de Navidad – 24 versos, uno por cada día de Adviento }