Tejer no es cuestión de prisa

PIN

Mi abuela, la gran gata parda,
me enseñó a tejer gorros y bufandas.
Hoy ha llegado el invierno.
¡Por fin la nieve blanca!
Así, con mis agujas tejo y tejo
con muchos colores de lana.
Punto revés, echo hebra y punto derecho,
sin descanso, ni ceno ni almuerzo.
Punto derecho, echo hebra y punto revés
termino una vuelta y empiezo otra vez.

Mi abuela, la gran gata parda,
de mí estaría orgullosa.
Terminé el jersey en apenas seis horas.
Qué colorido, qué buenas puntadas,
seré la envidia de todas.
Pruébatelo –dice mamá–, antes de nada.
Pero es la hora y suena el timbre de casa,
son mis amigas, iremos a jugar a la montaña.
Qué fatalidad, qué sorpresa tan amarga…
he tejido un jersey que no tiene mangas.

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