La poesía no empieza en la rima

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Cuando pensamos en escribir poesía o enseñar poesía a los peques, lo primero que suele venir a la mente es la rima. Sin embargo, el ritmo, la musicalidad y la estructura de los versos van mucho más allá. La poesía ni empieza ni termina con la rima, sino que surge dentro de la palabra misma, de la construcción más arquitectónica posible del lenguaje y en cómo disponemos cada verso. Para conseguir ese ritmo especial que tiene la poesía, incluso para romperlo, es importante aprender a contar y separar las sílabas correctamente. Este es uno de los hallazgos, la poesía comienza aquí, en el engranaje de la palabra; todo comienza en la métrica.

Cuando hablamos de métrica, básicamente nos referimos a la cantidad de sílabas que tiene un verso, con eso controlamos su ritmo y cadencia. Sin embargo, contar sílabas en poesía no es tan sencillo como parece: no basta con aplicar las reglas de la gramática cotidiana. Para navegar el submundo de la poesía tendremos que familiarizarnos con términos (palabrejas) como: sinalefa, hiato, diptongo o sinéresis, estos conceptos lingüísticos influyen en el modo en que se dividen y suman las sílabas, y esto puede alterar por completo la percepción del verso.

En el artículo de hoy compartiremos una guía básica a través de estos cuatro conceptos que van a descubrirte la forma en que la poesía se mueve a ritmo de las palabras, cómo encajan las sílabas y el flow que pasa de una a otra sin apenas darte cuenta. Verás que cuando practicas, sale natural… eso sí, hay que practicarlo mucho.

De momento, habrá que aprender a separar y contar sílabas, sí o sí. ¿Te atreves? Como estoy segura de que por aquí solo hay valientes (#leeresunactodevalentía), doy por hecho que sigues leyendo y que vamos al lío.

Los conceptos básicos no son complejos pero sí puntales, ya que determinan cómo se cuentan las sílabas en los versos, diferenciándose de la forma en que normalmente dividimos las palabras en sílabas cuando hablamos o escribimos.

Sílaba métrica vs. sílaba gramatical

En la métrica española, las sílabas no siempre se cuentan de la misma forma que en el lenguaje cotidiano. Por ejemplo, dos palabras que terminan y empiezan por vocal pueden unirse en una sola sílaba métrica, aunque gramaticalmente pertenezcan a dos palabras distintas. Por eso, la poesía tiene algo diferente, “no es prosa con ENTER” si me permites la broma; esta diferencia entre sílabas métricas y gramaticales es crucial para entender cómo funciona el ritmo en un poema.

Para tener controladas y pasar lista a las sílabas, ten en cuenta estos cuatro conceptos:

Diptongos – Triptongos

Son combinaciones de vocales dentro de una misma palabra que suelen contarse como una sola sílaba métrica. Conocer cómo funcionan los diptongos y triptongos es esencial para no confundir la separación de sílabas en una palabra con la métrica del verso.

  • Un diptongo es una combinación de: vocal abierta (a, e, o) + vocal cerrada (i, u) o dos vocales cerradas.
  • Un triptongo es una combinación de: tres vocales en la misma sílaba.

Hiato

En la misma palabra se unen dos vocales abiertas (a, e, o). En lugar de unir las vocales en una sola sílaba, como pasaba en el diptongo, el hiato las separa. En la poesía, el hiato crea un efecto de pausa o ruptura en el ritmo del verso. La formación de hiato es un recurso importante para dar énfasis o ralentizar el verso.

Sinalefa

Diría que es importante pero es quedarme corta, si pretendes entender la métrica de un poema, debes primero entender el significado de la sinalefa. Se produce cuando una palabra termina en vocal y la siguiente comienza también con una vocal o una /h/. En estos casos, ambas vocales se unen y cuentan como una sola sílaba métrica.

En la frase: El aire azul

  • Contando como sílabas gramaticales: El + ai + re + a + ma + ri + llo = 7 sílabas.
  • Contando como sílabas métricas: El + ai + reA + ma + ri + llo = 6 sílabas*.

*El ejemplo tiene truco, porque la última palabra es llana, pero el número de sílabas podría variar también en el caso de que la palabra fuese esdrújula o aguda. Nos metemos en otro charquito, pero es bien fácil: la ley del acento final se basa en el impacto rítmico que tiene la acentuación de la última palabra del verso. A veces se requieren ajustes para equilibrar la musicalidad del poema. Esta ley nos dice que:

  • Palabra aguda: se suma una sílaba al verso.
  • Palabra llana: no se altera el conteo, se mantiene el número exacto de sílabas.
  • Palabra esdrújula: se resta una sílaba al verso.

La razón detrás de sumar o restar una sílaba es compleja y no nos vamos a detener (al menos ahora mismo) en ello pero tiene que ver con cómo las diferentes acentuaciones afectan el ritmo y la percepción del verso, ajustando la cantidad de sílabas para mantener un flujo armónico, vaya, para que “suene bien” (esta expresión, por favor, léela con muchas comillas).

Sinéresis

La sinéresis es una licencia. Se unen en una sola sílaba dos vocales que, normalmente, se pronunciarían en sílabas separadas ¡ojo! dentro de una misma palabra. Esto permite reducir el número de sílabas en el verso, logrando un ritmo más fluido. Cuando se forma un hiato, se pronuncian en sílabas distintas. Sin embargo, en poesía, para ajustar la métrica, el poeta puede decidir unir esas vocales en una sola sílaba, lo que se llama sinéresis.

Por ejemplo, en la palabra poeta:

  • Sin sinéresis: po + e + ta = 3 sílabas.
  • Con sinéresis: poe + ta = 2 sílabas.

Y digo que es una licencia porque es el poeta el que quiere ajustar el número de sílabas de un verso sin necesidad de cambiar palabras. Se obtienen versos más cortos sin afectar demasiado el ritmo o el significado.

RECUERDA: Sinéresis: une vocales de sílabas distintas dentro de una misma palabra. Sinalefa: que une vocales entre palabras diferentes.

El viaje apenas comienza

Hasta aquí, hemos tocado los primeros cimientos de la métrica poética, pero esto es solo el principio de un camino interesante, y galáctico a más no poder, por el mundo de las sílabas, los versos y el ritmo. La poesía, como hemos visto, no empieza ni termina en la rima, sino en la estructura invisible que sostiene cada palabra, cada verso.

En próximos artículos, tocaremos otros temas relacionados con la métrica; la escritura de poesía, si sabes usarla, es una máquina lista para hacerte muy feliz. Así que, nos adentraremos en nuevas licencias poéticas, pondremos ejemplos prácticos y aprenderemos cómo aplicar estos conceptos en el día a día en casa, en el aula, en una biblioteca o en cualquier espacio que sea de creación, especialmente con los más peques. Además, ¡volveré con algún juego de los que os gustan tanto en redes sociales!

Mantente molto attento a Instagram y síguele la pista a este pajarico con bombín que sobrevuela la poesía, por aquí vamos a pasarlo bien.

¡Nos vemos en la página siguiente!

 

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