Día de la Poesía: ojos para leer, oídos para escuchar

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Aunque el 90% de la gente no sepa leerla, sabe escucharla, como el 90% de la humanidad no sabe tocar el piano, pero es capaz de escuchar el piano y de valorarlo» José Hierro.

Vuelve a ser 21 de marzo, el calendario vuelve a extendernos su primaveral alfombra de flores, emociones, alguna que otra alergia y de los versos nuevos que se pueden llegar a escribir. Sí, esto suena muy bonito aunque no demasiado práctico, ¿verdad? La verdad es que cada día, pero hoy especialmente, nos encontramos con una oportunidad única para detenernos ante una expresión artística que trasciende el tiempo y el espacio. La poesía cuenta con la capacidad para conmovernos, inspirarnos y transformar nuestra percepción del mundo, y cada ser humano nace con la capacidad de conmoverse, inspirarse y transformarse. ¿Todos nacemos con esas capacidades? Sí. Sin excepción.

Por esta razón es importantísimo invitar a los niños y niñas a no soltarse del asidero que un día fue para ellos su primer trabalenguas, su primer poema, su primera canción o nana, su primera adivinanza. Algún día la poesía entró en sus vidas y es una vocación preciosa hacer que no salga jamás.

Hace poco leí una entrevista donde el poeta madrileño José Hierro decía: «Aunque el 90% de la gente no sepa leerla, sabe escucharla, como el 90% de la humanidad no sabe tocar el piano, pero es capaz de escuchar el piano y de valorarlo» (1). Estas palabras encapsulan la esencia de lo que hace que la poesía sea tan poderosa: su capacidad para cautivar a través de la sonoridad.

No voy a descubrirte ahora la inmensa sabiduría del poeta. Él acogía la poesía infantil como algo absolutamente natural. Entendía como nadie lo que marca la infancia durante el resto de tu vida. La suya, su infancia, estuvo marcada por la guerra y, sin duda, esto influyó de forma clara en su obra. José Hierro abordó temas como la memoria, el sufrimiento y la búsqueda de sentido en un tiempo oscuro. Esta oscuridad de su tiempo choca con un estilo poético limpio y de gran riqueza expresiva.

Seguramente las palabras de José Hierro tengan todo que ver con el juego absurdo del lenguaje, de la poesía en sí misma y el gran potencial que esto tiene en y para la infancia. Se reivindica el sentido último de lo que fue (o sigue siendo) la jitanjáfora, término muy inventado por Alfonso Reyes en 1929, quién la definió como «creaciones que no se dirigen a la razón, sino más bien a la sensación y a la fantasía, en las que las palabras no buscan un fin útil. Juegan solas». «El arte por el arte», Reyes tomó la palabra de unos de los versos del poeta Mariano Brull:

 

Según el Diccionario de la Real Academia Española, jitanjáfora es un «Texto carente de sentido cuyo valor estético se basa en la sonoridad y en el poder evocador de las palabras, reales o inventadas, que lo componen.»

En el Día Mundial de la Poesía, es crucial recordar que la poesía no solo se trata de las palabras en la página, sino también de la música que emana de ellas cuando se leen en voz alta. Para los niños en particular, la sonoridad de la poesía puede ser una puerta de entrada a un mundo de maravillas lingüísticas y emocionales. Aquí hay algunas formas en que los docentes de educación infantil y los padres pueden aprovechar la sonoridad de la poesía para enriquecer la experiencia de los niños:

  1. Musicalidad en la lectura: al leer poesía en voz alta, es importante prestar atención a la cadencia y el ritmo de las palabras. La poesía está llena de sonidos melódicos y ritmos que pueden captar la atención de los niños y estimular su imaginación. Experimenta no solo con diferentes tonos de voz, prueba a meter músicas de fondo o entre medias de los versos.
  2. Juegos de sonidos: no hay mejor manera de celebrar este día que jugando. Así que, busca juegos y actividades que resalten la musicalidad de la poesía. Por ejemplo, puedes pedir a los niños que identifiquen rimas en los poemas que leen o que busquen palabras que comiencen con el mismo sonido inicial. Estos juegos no solo hacen que la poesía sea más divertida, sino que también ayudan a desarrollar la conciencia fonológica en los niños.
  3. Exploración de la repetición y la aliteración: la repetición de sonidos y palabras en la poesía puede crear un efecto hipnótico y envolvente. Anima a los niños a identificar ejemplos en diversas propuestas de lectura y explora cómo estas técnicas afectan el ritmo y la musicalidad del poema.
  4. Creación de poemas sonoros: si solo nos quedamos en la teoría, al final el poema solo será una utopía. Hay que invitar a los niños a escribir sus propios poemas, esta vez te propongo enfocarlos en la sonoridad. Anímalos a jugar con el ritmo, la rima y los sonidos de las palabras para crear composiciones poéticas únicas. Fomenta la experimentación y la creatividad, y celebra la diversidad de voces y estilos poéticos que surgen.
  5. Celebración de la oralidad: por más que ahora la leamos, la poesía ha sido tradicionalmente una forma de arte oral, transmitida de generación en generación a través de la palabra hablada. Muchos de los versos más conocidos han sido dichos y escuchados en obras de teatro, en cuenta-cuentos, en recitales, etc. ¿Por qué no organizar algún teatro breve con diálogos poéticos? Es una propuesta valiente y divertida tanto en el aula como en casa, donde los niños pueden expresarse libremente.

En conclusión, la sonoridad es una parte integral de la experiencia poética, especialmente para los niños en edad escolar. Al explorar la musicalidad de la poesía, los docentes de educación infantil y los padres pueden abrir las puertas a un mundo de maravillas lingüísticas y emocionales para los niños. En este día, celebremos que tenemos ojos para leer, oídos para escuchar, piel para tocar, nariz para oler, boca para saborear y una mente inquieta para crear.

¡Feliz 21 de marzo, feliz Día Mundial de la Poesía!

Espero que nos veamos en la página siguiente

 


(1) Ontoria, M.A. y Pérez Iglesias, J., 2000. Entrevista a José Hierro. Sentido y sensibilidad. Educación y bibliotecas [en línea]. Madrid: Tilde, Año 12, nº 111, págs. 38-42 [consulta: febrero de 2024]. ISSN: 0214-7491. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=127222

Comment (1)

  1. De infancias, letargos y literatura: Día del Libro Infantil 2024 – YoCuento

    abril 2, 2024 at 8:35 am

    […] Una de las esplenditudes (si dicha palabra existiera) de la literatura infantil reside en su capacidad para cubrir de realidad y lo imaginario, lo familiar y lo desconocido. A través de la narración, sea cual sea la técnica usada por su autor, se invita tomar un actitud personal y libre frente dicha narración. Desde la reflexión hasta la diversión pura, desde cuestionar el mundo o descubrir la belleza hasta bucear en el enredo del absurdo, desde comprender la complejidad de la experiencia humana hasta la incomprensión de palabras inventadas. […]

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