Reseña: Mundo Urraca

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El hombre está condenado a ser libre, ya que una vez en el mundo, es responsable de todos sus actos.
| Jean-Paul Sartre

Tantas veces que creemos estar en otros mundos, tantos kilómetros que recorremos de ida y otros tantos de vuelta, todo para que un día nos pongamos del revés y comprobemos que lo conocido es sólo un espejismo. Tenía que haberlo visto venir, una historia tan fascinante no podía venir de otra manera que de un cómic. Así que, si estás dispuesto a subir tu curiosidad hasta las más altas cotas (literalmente): Bienvenido a Mundo Urraca, de Carlos X. Díaz y Guillermo Monje, publicado por Sallybooks. 

Confieso que la historia comenzó con una dedicatoria inquietante para mí, no suelo leerlas de ese tipo en los cuentos para niños, pero la verdad es que nada aquí es convencional. SallyBooks apuesta por historias que divierten cuando deben divertir y hacen reflexionar cuando el lector lo precise. Nada mejor para tal efecto que un cómic; así pues, no es extraño que su catálogo se nutra de este género apto para cualquier edad. 

Alex es un chico joven, curioso y fascinado por todo lo que le rodea. Mientras sus amigos juegan, él prefiere explorar y dejarse llevar por todo aquello que no conoce y que llama su atención. Siguiendo este instinto, Alex acaba siguiendo el vuelo de un pájaro a través de una ascensión hacia la rama más alta de un árbol. Arriba le espera un cielo exótico, lleno de pájaros que sobrevuelan su cabeza y silban como si todo fuese despreocupación.  

A partir de aquí, Alex es arrastrado por un «viento desagradable» (como él mismo afirma) que llega cuando menos oportuno parece ser y le conduce hacia otros mundos nunca vistos, pero casi siempre imaginados. Universos paralelos conectados entre sí por ese mismo viento, no hay manera de llegar o irse sino es a través de él.

La trama de la aventura comienza ahora, con la aparición de ese viento molesto que transporta a Alex hasta lugares curiosos. Tres son los destinos que Mundo Urraca nos tiene preparados en esta lectura. En el primero nos espera la tierra del juego, habitada por «personitas» que parecen o quieren parecer niños, obsesionados con jugar sobre un suelo bien firme. Este lugar me recuerda a una especie de Neverland, con sus niños perdidos. En el segundo aparecemos en un lugar a veces verde y a veces azul, un sitio tranquilo en apariencia habitado por unos hombres mayores. Tienen pinta de sabios a juzgar por sus largas barbas y sus frases rimbombantes.  

Siempre que el protagonista llega a un sitio nuevo busca el modo de regresar a casa, los personajes que va conociendo le aconsejarán una serie de pautas para conseguir este propósito. Finalmente, un tercer mundo de arena aguarda a Alex para darle una salida. Ayudado por Lúa, una cazadora de arena, tendrá que reunir el valor suficiente para irse de allí siguiendo los consejos que cada personaje le ha dado. ¿Le servirán a Alex de algo? 

Lo esencial no es dónde se encuentra Alex o quiénes son esos personajes que va encontrando, la principal cuestión es ¿dónde quiere estar Alex? ¿Es dueño de sus decisiones? 

Leer con los pies en el cielo

Esta historia es una vía de escape a lo rutinario. En Mundo Urraca todo está plagado de objetos curiosos que nos llaman la atención, que nos hacen preguntarnos «¿qué diablos es eso?». Con un estilo valiente, las ilustraciones desafían lo aburrido y requieren toda nuestra atención. No hay lugar para la monotonía, prepárate para leer una aventura sin igual donde se mezclan la curiosidad, la nostalgia, la reflexión, el peligro, el humor y los buenos amigos (aunque sean salamandras enormes). 

Me encanta esta historia porque habla el mismo lenguaje que los no-tan-pequeños que van a leerla. Sus autores consiguen empatizar con los lectores de tal manera que éstos se divierten leyendo, mientras que su cabeza está haciéndose mil preguntas. Y si alguna de esas preguntas llega a ser tan persistente como para que el lector se exponga a su propio mundo, habrá merecido la pena. 

Mi lectura de Mundo Urraca ha sido tan genial (a pesar de tener algunos más de nueve años) que me ha costado muchísimo escribir esta reseña que quiere ser práctica a la vez que entusiasta, objetiva a la vez que personal y convincente a la vez que atrevida. Las páginas de este cómic me han llevado de viaje a mi infancia, a ese lugar donde el suelo era lo importante, a mi madurez y las señales que creo ver en el cielo (porque me creo lista) y finalmente a un mundo donde sólo tengo el «ahora» delante de mí y en mis manos está aprovecharlo. 

Para que quede más claro, apunto por aquí un par de ideas, asimiladas a través de la fascinación y la relectura de la historia: 

+ Aprender a mirar al suelo o al cielo da lo mismo, sobre todo hay que aprender a mirar dentro de nosotros mismos. No hay mejor mirada que esa, la que nos descubre nuestro mundo interior.  

+ Vivir tiene algo seguro: habrá viento. Pase lo que pase hay una cosa segura y es que nuestro mundo se mueve, de nosotros depende aprovechar ese viento para aquello que necesitamos o queremos. A veces será una lucha en vano, a veces habrá que soltarse y dejarse llevar, y otras podremos coger. 

Comencé este artículo haciendo referencia a las virtudes del cómic y sigo remarcándolo, esta historia estaría coja en otro género. La secuencia de las viñetas hace que toda la trama encaje dentro de nuestra cabeza y que nada sea confuso. La línea de tiempo queda clara y, si un lector se pierde, puede volver hacia atrás con mayor facilidad que en una prosa más extensa. 

Algún día te hablaré de lo fácil que es conseguir que la lectura les enganche utilizando los cómics. Seguramente es algo que sabes pero que conviene recordar de vez en cuando. No quiero desviarme de esta reseña ni de este «mundo urraca» que nos lleva volando hacia donde ni nosotros sabemos. Fíjate que siempre he tenido a las urracas como pájaros sin mucha trascendencia… a no ser que pensara de una manera simbólica en la muerte… pero resulta que, en la tradición china, la urraca es todo lo contrario, un ave asociado a la felicidad, a la inteligencia y a la valentía ante su propia supervivencia. 

Lo dicho, un cuento, un cómic para ponernos del revés, que podrá entusiasmar tanto a lectores a partir de 9-10 años hasta los más sabios del lugar 😉 y que nos mostrará el mundo como nunca lo habíamos visto. ¡Bravo! 

Nos vemos en la siguiente página. 

¿Quieres más lecturas?

  • BLENGINO, LUCA y PASCHETTA, MARCO (2013): Grot. El goblin enamorado, (Bang Ediciones) Mamut Cómics, 56p.
  • MUNUERA, JOSÉ LUIS (2012): Walter. El lobo, editorial Dibbuks, 136p.
  • RICARD, ANOUK (2013): Ana y Froga. ¿Quieres un chicle?, editorial Blackie Books, 46p.
  • RAMÍREZ, DAVID (2008): Dinokids, Norma Editorial, 96p.
  • PEARSON, LUKE (2013): Hilda y el trol, Barbara Fiore Editora, 44p.
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